Institutos científicos, centros de pensamiento y organizaciones ambientales y de conservación —globales, regionales y locales—, advierten la acelerada pérdida de bosques y convocan a la sociedad a unirse a la campaña Amazon League, por la protección de una región estratégica para la salud del planeta.
Datos de MapBiomas Amazonia revelan que, entre 1985 y 2023, más de 88 millones de hectáreas de bosque en la Amazonía fueron destruidas. Científicos advierten que, si la deforestación alcanza entre el 20% y el 25%, el ecosistema podría colapsar de forma irreversible.
Para hacer frente a esta situación, Amazon League presentará una petición global en la COP30, instando a los gobiernos a tomar acciones inmediatas en favor de los bosques tropicales.

Octubre 21 de 2025
La Amazonía se acerca peligrosamente a un punto de no retorno: cada minuto se deforesta el equivalente a 6 canchas de fútbol de selva, según una estimación de WWF con datos de MapBiomas.
En medio de esta crisis socioambiental, un grupo de organizaciones ambientales y científicas se unieron en una alianza sin precedentes para crear Amazon League, una campaña global que busca movilizar a la sociedad civil y presentar una petición conjunta en la COP30, exigiendo acciones concretas para detener el colapso de la Amazonía y la protección de los demás bosques tropicales del planeta.
El momento es ahora, firma la petición en: www.amazonleague.org
Amazon League hace un llamado urgente a proteger la Amazonía y los demás bosques tropicales, cuyo equilibrio define el del mundo entero. Son ecosistemas esenciales para sostener la vida en cada rincón del planeta. Solo en cuanto a agua dulce, el 20% de la que llega a los océanos nace en los ríos amazónicos. De acuerdo con investigaciones de la Red Amazónica de Información Socioambiental (RAISG), la deforestación, los incendios forestales y el avance de las actividades económicas en la región están comprometiendo la disponibilidad y calidad del agua, la seguridad alimentaria, los modos de vida, la biodiversidad y los ciclos climáticos.
"La contribución de los bosques a la sociedad es incalculable y su permanencia continúa siendo amenazada por múltiples presiones. Aunque nuestras responsabilidades sean distintas, detener la deforestación exige de un importante esfuerzo colectivo en el que todos, sin excepción, podemos y debemos ser parte de la solución. Es urgente comprometernos con acciones para detener la deforestación que sean equitativas, eficaces y duraderas", afirmó Pablo Pacheco, científico de WWF.
La Amazonía es hogar de 47 millones de personas y representa cerca de un tercio de los bosques tropicales del planeta. El 22% de la región amazónica —151,7 millones de hectáreas— son humedales, ecosistemas vitales para la adaptación al clima y la seguridad hídrica y alimentaria de millones de personas, según la RAISG.
Además, el Panel Científico para la Amazonía (SPA, por su sigla en inglés), señala que el papel de este bosque en la regulación del clima global es crucial: almacena entre 150 y 200 mil millones de toneladas de carbono en sus suelos y vegetación, y sus ríos voladores tienen un efecto neto de enfriamiento del planeta.
A propósito, añade Emma Torres, Coordinadora Estratégica de SPA: “La Amazonía es uno de los acervos más importantes de nuestra región y se acerca a un punto de no retorno. En este momento de urgencia también hay oportunidades: una acción conjunta de los países amazónicos puede conservar y restaurar su conectividad ecológica y sociocultural, base de su resiliencia frente a la crisis climática, y el capital natural esencial para su desarrollo sostenible. La ciencia, junto con el conocimiento indígena y local, debe guiarnos hacia un modelo transformador de desarrollo sostenible que galvanice a todos los actores —gobiernos, sector privado y financiero, academia, sociedad civil y organizaciones de Pueblos Indígenas y Comunidades Locales—. Juntos seremos esa liga capaz de asegurar un futuro sostenible para la Amazonía”
Sin embargo, la expansión agrícola y ganadera, junto con otras actividades económicas, amenazan esta función vital. Estimaciones de la RAISG y la Alianza Noramazónica calculan que, hasta 2023, el 16,3% del territorio amazónico (140 millones de hectáreas) ha perdido conectividad ecológica, debilitando la capacidad del bosque para autorregularse y sostener el equilibrio climático global.
“Los datos que levantamos desde RAISG muestran que la Amazonía está cada vez más fragmentada y vulnerable. Si no actuamos ahora, podríamos cruzar un punto de no retorno y poner en riesgo la regulación del clima del Planeta. Esta campaña es una oportunidad para que la sociedad civil y los gobiernos asuman, juntos, el compromiso de proteger el bosque más vital del planeta”, insistió Angélica García, secretaria de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG).
Datos de Mapbiomas Amazonía revelan que, entre 1985 y 2023, más de 88 millones de hectáreas de bosque en la Amazonía fueron destruidas. Científicos advierten que, si la deforestación alcanza entre el 20% y el 25%, el ecosistema podría colapsar de forma irreversible. Y, en su último informe Planeta Vivo (2024), WWF advierte que cerca del 17% del bosque amazónico ya ha desaparecido, acercándonos peligrosamente a ese punto de no retorno.
“Desde WCS trabajamos en la Amazonía junto a pueblos indígenas, comunidades locales, científicos y gobiernos para mantener la integridad y conectividad ecológica y transformar el conocimiento en acción efectiva. La Amazonía está en el centro del equilibrio planetario: su salud determina la nuestra. Este es el momento de unir ciencia, compromiso y cooperación para asegurar que el bosque más grande del planeta siga sosteniendo la vida y la cultura en beneficio de todos”, señaló José Luis Gómez, director regional de WCS para la región Andes, Amazonía y Orinoquía.
Detener la pérdida de la Amazonía es esencial para cumplir los objetivos del Acuerdo de París y las metas del Convenio sobre la Diversidad Biológica. Pero, más allá de los compromisos internacionales, es una urgencia para la humanidad. Cientos de comunidades y culturas dependen de estos bosques para vivir, y millones de personas en todo el planeta se benefician de sus servicios invisibles pero vitales.
Desde los ríos voladores que nacen en su interior —y que alimentan los acueductos y las cosechas de América Latina—, hasta los frutos, resinas y recursos que llegan a los mercados del mundo, la Amazonía sostiene la vida en múltiples formas. Cada árbol que es talado o quemado no solo destruye un hábitat: borra un universo de vida, conocimiento y esperanza, e incluso la posibilidad de descubrir un principio activo capaz de salvar vidas humanas.
“Solo a través de la cooperación regional y la articulación entre gobiernos, pueblos indígenas, comunidades amazónicas, sociedad civil y academia podremos garantizar la integridad de la Amazonía. La COP30 representa una oportunidad histórica para que los países amazónicos actúen como un bloque político unido, transformando los compromisos en acciones concretas. Fortalecer la cooperación y el involucramiento de todos los actores es la clave para asegurar la justicia climática y mantener viva la función de la Amazonía como corazón de la acción climática global”, agregó Luisa Fernanda Bacca, codirectora del Instituto Panamazónico.
Para Fernando Trujillo, director científico de la Fundación Omacha, “la Amazonía es una de las grandes selvas tropicales del planeta, con una importancia innegable para la estabilidad climática, la preservación de la biodiversidad y los pueblos indígenas. No podemos ser simplemente espectadores de la deforestación, pérdida de especies, contaminación por mercurio y colapso de las pesquerías. Es una responsabilidad de todos sumar esfuerzos y actuar ahora para preservarla”.
Amazon League nace del trabajo conjunto de organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la Wildlife Conservation Society (WCS), la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), el Panel Científico por la Amazonía (SPA), el Instituto Panamazónico (IPA), Fundación Omacha, Fundación para la Conservación y el Desarrollo (FCDS), entre otras.
Nota al editor
Amazon League es una campaña que convoca a todos los ciudadanos del mundo a jugar el partido más importante de nuestra historia antes de que el silbato final nos deje fuera del juego. Porque la Amazonía es hoy la cancha más valiosa del planeta, la liga a la que todos debemos pertenecer y la camiseta que podemos portar con orgullo. Este es el momento de actuar: así como el mundo se une para celebrar el fútbol, también puede unirse para defender la vida.
Todos podemos ser parte de Amazon League —firmando la petición, apoyando a las organizaciones que trabajan por la Amazonía y adoptando hábitos que reduzcan nuestro impacto sobre la naturaleza—, porque cada acción cuenta cuando lo que está en juego es el futuro del planeta.
Contacto de prensa:
David Jurado, djurado@wcs.org
Especialista de Comunicaciones, Unidad Regional de WCS Andes, Amazonía, Orinoquía
