Pumas, jaguares y ocelotes, entre los ‘capturados’ con cámaras trampa
Ocelote (Leopardus pardalis) / Fotos cámaras trampa instaladas por Juan David Correa_WCS
Ante la pérdida de sus hábitats, muchas especies sufren el conflicto con los humanos en Bajo Baudó y dentro del Distrito de Manejo Integrado El Encanto de los Manglares.
“El estudio de los mamíferos grandes y medianos, esos que se mueven por la selva con la autoridad de ser los depredadores mayores, era hasta hace unos 10 años una actividad compleja, que se basaba en detectar y seguir huellas, excrementos o mirar algún pelo enredado en una rama. Era básicamente, ir detrás de un fantasma que se dejaba ver de lejos, de paso, a lo sumo como una sombra,” dice Juan David Corrales Escobar, biólogo de la Universidad de Caldas.
Pero las cosas han cambiado con el surgimiento de las cámaras-trampa, herramienta que ha permitido meterse en la intimidad de los bosques y ver de cerca el movimiento de los animales.
Y eso, justamente, fue lo que hizo Juan David durante la ‘Caracterización participativa de los objetos de conservación del Distrito Regional de Manejo Integrado El Encanto de los Manglares del Bajo Baudó’, en el Chocó, lugar donde WCS ha estado trabajando, con el Consejo Comunitario de Concosta y Codechocó, para identificar aquellas especies de animales que sobresalen, que merecieron considerarse objetos de conservación y que requieren distintas estrategias que contribuyan con su preservación.
Como parte de ese ejercicio, y durante un tiempo no menor a 45 días, Juan David instaló 49 cámaras-trampa en tres puntos diferentes, todos ubicados dentro del Consejo Comunitario de Concosta: la cuenca alta del río Capiro en el sector conocido como El Firme, en límites entre los esteros Carrizal y Agua Lejía, y en el margen izquierdo (aguas abajo) del estero Gualajero.
Algunos de estos puntos están situados en el corregimiento de Guineal y en bosques de tierra firme y manguales; estas últimas, zonas que se inundan y que también permanecen secas o firmes, dependiendo de la influencia de las mareas.
Las cámaras instaladas por Juan David, con el apoyo de asistentes locales, trabajaron de forma intermitente (éstas se activan automáticamente con el movimiento de los animales), y fueron colocadas con una meticulosidad extrema, por el propio investigador. Él las ubicó a 50 centímetros del suelo, sobre los troncos de algunos árboles, a 200 metros una de la otra y a lo largo de 10 recorridos que los mamíferos utilizan como sendas para desplazarse, como trayectos para buscar alimento o como letrinas.
Puma (Puma concolor)
En las 8997 fotografías obtenidas, de las cuales el 89% resultaron exitosas, las cámaras captaron 19 especies de mamíferos medianos y grandes. Aparecieron, mayoritariamente, ñeques (Dasyprocta punctata), guaguas (Cuniculus paca) y zaínos (Pecari tajacu). Pero también registraron armadillos coletrapo (Cabassous centralis), tairas (Eira barbara), jaguares (Panthera onca), yaguarundis (Puma yagouaroundi), pumas (Puma concolor), osos hormigueros (Tamandua mexicana), armadillos (Dasypus novemcinctus), mapaches (Procyon cancrivorus), venados (Mazama cf. zetta), nutrias (Lontra longicaudis) y ocelotes (Leopardus pardalis).
Según la IUCN (2014), de ese total de especies, 16 (84,2%) se encuentran bajo una preocupación menor de extinción a nivel global. Pero al mirar el Libro Rojo de los Mamíferos de Colombia, cinco exhiben un grado de amenaza mayor. Tal es el caso del armadillo, el ocelote y el puma, que aparecen como casi amenazadas, mientras la nutria y el jaguar se listan como vulnerables. Y es que en esa zona de la costa Pacífica colombiana la cacería es una de las principales amenazas para todos ellos, según concluye Juan David.
De hecho, la gente en Bajo Baudó captura a algunos animales, principalmente a los felinos, por el riesgo que representan para el ganado y para los niños, esto en caso de que entren en contacto con las zonas pobladas. Y en este último caso, porque los pequeños deben hacer recorridos por zonas selváticas rumbo a la escuela, o emplean baños que muchas veces están situados en el exterior de las viviendas.
Venado (Cf. zetta)
En esta región del Chocó también son cazados las guaguas y los venados, pues su carne representa una alternativa de consumo diferente a los peces y, ocasionalmente, un ingreso económico adicional, al comercializar su carne.
Por eso, este estudio también destaca la necesidad de realizar distintas acciones (tales como talleres de socialización y de educación ambiental, o actividades de monitoreo participativo), que contribuyan a incrementar la conciencia de los habitantes de Bajo Baudó sobre la importancia de proteger la fauna de esa región.