Los trabajos de monitoreo del Proyecto Vida Silvestre incluyen la instalación de cámaras trampa para el estudio de las especies por las que trabaja esta iniciativa en Magdalena Medio, Putumayo y los Llanos Orientales. Esta galería de fotos muestra la intimidad de aves y mamíferos.
Antes de la existencia de las cámaras trampa, el seguimiento de la fauna silvestre se basaba en métodos de detección indirecta. Se sabía que determinada especie vivía o se desplazaba por un ecosistema por sus excrementos, huellas o pelos incrustados en algún árbol. Aunque no faltaba el campesino, el indígena o el biólogo que podía ver muy cerca el desplazamiento de animales silvestres como un oso, un puma o un jaguar, y daba testimonio para la ciencia de este encuentro, un hecho que siempre fue (y sigue siendo) excepcional y extraordinario.
Pero las cosas han cambiado. En los últimos años, el uso de las fototrampas ha aumentado en la medida en que la tecnología ha mejorado y los costos han disminuido. Se han detectado entonces animales con baja densidad, esquivos con el ser humano, sigilosos o de hábitos nocturnos, permitiendo identificar datos sobre su ecología.
En el Proyecto Vida Silvestre (PVS), las cámaras trampa se usan para realizar un monitoreo de fauna que permita comprobar cambios en las poblaciones de especies y certificar la efectividad de las acciones de conservación que se vienen realizando dentro del proyecto, esto último a través de análisis de ocupación. Este monitoreo se ha estado realizando anualmente, y en temporadas de pocas lluvias, lo que ha permitido obtener información sobre la abundancia de las especies, patrones de actividad o uso de sus hábitats. Igualmente, con ese monitoreo se han logrado incluir variables asociadas a las presiones que afectan a las especies de interés y, además, variables de hábitat, identificando así umbrales que ayudan a dirigir estrategias de conservación y manejo.
A continuación, publicamos algunos registros fotográficos logrados a través de esas cámaras que han sido instaladas en los últimos años en diferentes predios de los Llanos Orientales, Putumayo y el Magdalena Medio, regiones donde trabaja el PVS, una iniciativa financiada por Ecopetrol, en la que participan Fondo Acción y Fundación Santo Domingo, con el liderazgo técnico de WCS Colombia.
Pava crestada (Penelope purpurascens) / Magdalena Medio 2017 - Predio: Don Evelio
Es la especie más grande del género y se encuentra en tierras bajas del norte, occidente y oriente de Colombia. Habita en bosques húmedos y bosques pluviales. Permanece sola, en parejas o en grupos de hasta 8 individuos.
Taira (Eira barbara) / Magdalena Medio 2017 - Predio: San Juan de Carare/El Tagual
Es una especie diurna y a veces crepuscular. Habita en bosques tropicales primarios y secundarios, bosques secos, bosques de galería y en bosques de niebla.
Oso andino (Tremarctos ornatus) - Putumayo - Predio: El Líbano
Es el único oso de Latinoamérica. Es una especie sombrilla porque su protección y la de los ecosistemas que habita impulsa la conservación de otras especies de flora y fauna.
Paujil culicolorado (Mitu tomentosum) / Putumayo - Predio: El Líbano
Es una especie de ave terrestre, del tamaño de un pavo. Se encuentra en bosques lluviosos a lo largo de ríos. También en bosques húmedos de tierra firme.
Nutria gigante (Pteronura brasiliensis) / Llanos Orientales - Predio: La Realidad
Las nutrias tienen mayor actividad en horas crepusculares. Comen peces, pero también invertebrados o vertebrados pequeños. Una de las principales amenazas de esta especie es la cacería por conflicto. También les afecta la acumulación de mercurio debido al consumo de peces contaminados por la minería.
Puma (Puma concolor) / Llanos Orientales 2017 - Predio: La Reina
El puma es el segundo felino más grande de América. Se alimenta de cualquier animal que pueda capturar, desde insectos hasta grandes ungulados como la danta.
Perro venadero (Speothos venaticus) / Llanos Orientales - Predio: El Avioncito.
Es una especie rara que suele habitar tierras bajas, principalmente bosques de galería o inundables; aunque también se ha registrado en áreas perturbadas como fincas.
El monitoreo con cámaras trampa ha demostrado ser costo efectivo: su inversión inicial al comprarlas es alta, su vida útil es prolongada y los costos de operación son menores que los costos de horas/persona en terreno.