El Paramillo
Las cálidas luces que nacen con los despejados días andinos, son las que logran bañar, muy de madrugada, las cimas más sobresalientes. Una de estas es la que aquí observamos, y cuyo lomo está teñido de color naranja. Se trata del Paramillo de Santa Rosa, conjunto de picos que, con una altura que promedia los 4600 metros sobre el nivel del mar, emerge, lejanamente, sobre el ala occidental de la Laguna del Otún.
La laguna
Forma parte del Parque Nacional Natural Los Nevados y está en tierras que pertenecen al departamento de Risaralda. La Laguna del Otún, ubicada a 3950 metros sobre el nivel del mar, es alimentada, principalmente, por el constante deshielo del casquete glaciar que viste de blanco al nevado de Santa Isabel. Mucho más abajo -recordemos- estas aguas son las que abastecen al acueducto de la ciudad de Pereira.
Pato paramuno
Su nombre científico es Anas Andium. Comúnmente lo llaman pato paramuno. Es, digámoslo así, un ave de montaña que deambula entre los 2600 y los 4300 metros de altura sobre el nivel del mar. Además de Colombia, también vive en el norte de Perú, en el Ecuador y en el noroccidente de Venezuela. En las aguas del Otún, su dieta la soporta con determinadas plantas acuáticas y con pequeños invertebrados que también son propios de la laguna.
El apeñusque
Entre los muchos tesoros que acuña la Laguna del Otún, bien vale la pena destacar sus apretujadas poblaciones de frailejones, muchas de ellas ubicadas sobre las laderas occidentales que delimitan parte de ese reservorio hídrico. Allí existen varios frailejonales que parecieran haber encontrado en el apeñusque la mejor forma para darse abrigo y así poder resistir las bajas temperaturas que estremecen a esos parajes.
El poder adaptativo
Luego de pasar una madrugada por debajo de los cero grados centígrados, esta planta, en menos de nada, soportará el inminente agobio de un sol mañanero que la deshelará y la abrasará. Y más tarde, tal vez, también tendrá que resistir los embistes de esas lluvias paramunas que se intercalan con esporádicos instantes de sol y de viento gélido. La sorprendente y admirable capacidad adaptativa de las especies para sobrevivir a las condiciones extremas que acompañan la vida en este lugar, encuentra en esta imagen un muy elocuente ejemplo.