El Bita

Las primeras luces

Falló el motor, por lo que solo tuvimos la opción de remar, aguas abajo, durante 28 horas. Al mismo tiempo que fue un recorrido extenuante, también fue silencioso y lleno de varias preciosidades que el hermoso Bita nos ofreció. Entre muchas de ellas, hubo, sin duda, una muy especial: estas primeras luces que, en medio de las sabanas del Vichada, dibujaron un amanecer bañado de río y bosques.

 

Sabana inundada

Año tras año, la vida en la Orinoquia está acompañada de un régimen climático bimodal. Los meses de lluvias, que se enmarcan, más o menos, a partir de marzo/abril, se extienden hasta comienzos de diciembre -incluye este período el llamado “veranillo” de agosto-. Y los meses de no lluvias transcurren desde diciembre y hasta, más o menos, marzo/abril. Esta foto muestra, justamente, un fragmento de sabana al que han estado agobiando los aguaceros llaneros.


Selva inundada

Durante la temporada de lluvias, los ríos y los humedales orinocenses parecieran no respetar límites. Son días y noches de aguaceros y más aguaceros que impulsan a cada cuerpo de agua a regarse a sus anchas. Esta ‘norma’, por supuesto, no es la excepción para el río Bita, cuyo caudal, en esta imagen, nos deja observar de qué forma inunda los bosques que delimitan sus orillas.

 

Moriches, bosques y sabanas

Al mismo tiempo, esta foto describe tres de las varias coberturas vegetales que visten la cuenca del Bita. En primer plano, la sabana, cuya predominancia está marcada por extensos pastizales. Un poco más al fondo, hacia la mitad, una franja de palmas de moriche (a estos espacios los llaman localmente morichales, lugares que, por demás, son generosos en materia de agua). Y bien al fondo observamos los llamados bosques de galería, áreas diversas en especies de plantas y en las que, por lo general, corre algún riachuelo o quebrada.

 

El Bita acompañado de bosques

El Bita nace y muere en el Vichada. Su vida comienza muy cerca del municipio de la Primavera. Y luego, tras el recorrido de aproximados 700 kilómetros que hacen sus aguas, muere en el gran Orinoco, al ladito de Puerto Carreño. A su deambular, que es sinuoso y apacible, lo acompañan amplios y no tan amplios bosques ribereños nutridos de vegetación silvestre muy típica de esos parajes.

 

Atardecer en el Bita

Esta imagen, captada hacia las seis de la tarde, la tomamos durante una época transicional, es decir, en ese preciso instante en el que está comenzando a abrirse camino la temporada llanera de lluvias. En la parte inferior de la foto, a la izquierda, es posible ver la silueta de una playa veranera. Solo serán necesarias unas cuantas semanas más para que el crecimiento del caudal del Bita la oculte y permanezca bajo el agua por cerca de nueve meses.