El programa Conservamos la Vida, que lideran Fundación Grupo Argos, Parques Nacionales Naturales y WCS Colombia, en su trabajo por la protección del oso andino, instaló 9 cámaras trampa en el Parque Nacional Tatamá y captó 10 individuos. Las imágenes abren una nueva esperanza para la recuperación de las poblaciones de la especie, disminuidas por la deforestación de sus hábitats.
Los osos andinos son bioindicadores, es decir, cada vez que son vistos en un ecosistema se puede concluir que ese lugar está en buenas condiciones ambientales. Ellos dispersan semillas y por eso renuevan la flora de los páramos y de los bosques de niebla, desde donde se surten muchos de nuestro acueductos.
Conservamos la Vida ha logrado la apertura de un corredor biológico, con dos mil hectáreas de conservación, para que los osos puedan movilizarse con menos amenazas entre Risaralda, Valle y Cauca. El apoyo de las comunidades ha sido determinante, porque muchos campesinos han firmado acuerdos para respetar ese hábitat para el Tremarctos ornatus, su nombre científico.
El oso andino es el único oso de América del Sur; en Colombia puede verse en 22 de sus 59 Áreas Nacionales Protegidas. Generalmente, cada hembra tiene entre dos y cuatro crías. Cada individuo puede llegar a pesar 175 kilos.