Lo produjeron 10 familias de El Águila, en el Valle del Cauca, luego de recibir ayuda técnica por destinar parte de sus fincas a la conservación e impulsar un corredor biológico para la especie. Todas ellas firmaron acuerdos con la iniciativa ‘Conservamos la Vida’, que lidera la Fundación Grupo Argos. El grano es de alta calidad y fue cultivado respetando normas ambientales. Es, además, el resultado de un proyecto piloto que espera continuidad con el apoyo de la empresa privada.
Hace aproximadamente un año, diez familias que habitan la zona rural del municipio de El Águila, en el norte del Valle del Cauca, y en la zona de amortiguación del Parque Nacional Tatamá, decidieron darles un respiro a los osos andinos que recorren los bosques aledaños a sus fincas. Y para esto destinaron una parte de sus predios exclusivamente a la conservación, con el fin de aportar a la formación de un corredor biológico para que este mamífero pudiera caminar y reproducirse con tranquilidad.
A cambio de este regalo a favor de la vida, que se tradujo en la firma de acuerdos, el programa ‘Conservamos la Vida’, que lideran la Fundación Grupo Argos, la CVC, Smurfit Kappa,Wildlife Conservation Society Colombia (WCS) y Parques Nacionales Naturales, se comprometió con ellas a asesorarlas en la producción de un café de alta calidad que pudieran vender a un mejor precio, obtener ingresos adicionales y fortalecer su calidad de vida.
Y ese objetivo se ha cumplido. En un evento que se desarrolló en las instalaciones de la empresa Celsia, situada en la autopista que une a Cali con Yumbo, fue presentado al público el Café Oso Andino, producto de todo ese esfuerzo por proteger a esta emblemática especie, también conocida como Tremarctos ornatus, su nombre científico. Asistieron Ana Mercedes Villegas, directora ejecutiva de la Fundación Grupo Argos; Padú Franco, director regional de WCS, representantes de entidades aliadas y los campesinos beneficiados.
El oso andino u oso de anteojos se encuentra en estado Vulnerable y con sus poblaciones en decrecimiento, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), porque el avance de la agricultura y la ganadería ha destruido su hábitat.
Las familias, que dispusieron 365 hectáreas en total para resguardar el tránsito del oso, lograron producir 776 kilógramos de café de las variedades Caturra, Castillo y Colombia, que fueron sometidos a pruebas físicas sobre los granos secos y trillados, y a análisis de sabor sobre la bebida (pruebas de taza), luego de las cuales obtuvieron puntajes sobre su calidad entre el 82 y 86 por ciento.
“Estar disfrutando de este café es ver materializado nuestro trabajo por la conservación del oso de anteojos, cuya presencia en los bosques nos garantiza la disponibilidad de agua y la salud de los ecosistemas, pero, fundamentalmente, nos demuestra que la conservación también puede significar mejores condiciones de vida para las comunidades.”, explicó Ana Mercedes Villegas, directora ejecutiva de la Fundación Grupo Argos.
“El Café Oso Andino es la prueba de que podemos proteger nuestra riqueza natural y, al mismo tiempo, generar oportunidades para que las familias campesinas, que se comprometen con la conservación, puedan mejorar sus ingresos”, agregó Villegas.
Todo el proceso de perfilación del negocio con base en la oferta y la demanda, la maquila o elaboración del café, así como de la bolsa final de 500 gramos, de las que se obtuvieron un poco más de 500 unidades para la venta al público, se logró con la asesoría de la Corporación Biocomercio Sostenible y Cafexcoop, esta última una empresa que hace parte del Gremio Cafetero Vallecaucano.
“Se tuvo en cuenta que los productores desarrollaron procesos que respetaron el ambiente, tenían un buen manejo del agua y de los residuos y un mínimo uso de agroquímicos”, explicó Mauricio Vela, biólogo y experto en oso andino de WCS Colombia.
Vela contó además que ‘Conservamos la Vida’ contribuyó, entre otras cosas, con la construcción de dos beneficiaderos, instalaciones donde se desarrolló todo el proceso de despulpado, lavado y secado del grano, y que ayudaron a las familias a procesarlo cerca de sus vivienda y sin tener que gastar tiempo en desplazamientos a otras veredas o zonas urbanas.
Las familias vinculadas recibieron, en promedio, entre un 18 y un 20 por ciento más de ingresos frente a la venta que hacían tradicionalmente. “A todas ellas que cosecharon el grano se les pagó un sobreprecio por cada kilo producido, como una forma de motivar y de apoyar la calidad y el negocio verde que obtuvieron y desarrollaron”, explicó Luisa Fernanda López, coordinadora técnica de la Corporación Biocomercio Sostenible.
“Es el momento para decir que sin el apoyo de todas las entidades que nos impulsaron a que nuestro café sea reconocido y valorado, hoy no estaríamos tan fortalecidos y unidos para conservar la vida del oso de anteojos y, a su vez, para ver nuestras fincas como una empresa”, expresó Julián Pinilla, uno de los productores del Café Oso Andino.
Con el lanzamiento del café que se oficializa mañana, se busca que este proyecto piloto se consolide y tenga mayores respaldos de la empresa privada. La idea es que, para 2020, pueda aumentar su calidad, estabilizar la producción y lograr avances organizacionales que no solo permitan la apertura de nuevos mercados en Colombia y en el exterior, sino el posible lanzamiento de un café de origen que tenga el sello de El Águila y de ‘Conservamos la Vida’.