Científicos de WCS Colombia y Turtle Survival Alliance (TSA) visitaron Chimichagua donde se desarrolla un programa para mejorar el entorno de las quebradas en las que habita esta especie. Los daños al bosque seco amenazan su supervivencia.
Foto: Igor Valencia
Como parte de la estrategia de conservación que busca mejorar el hábitat de la tortuga carranchina (Mesoclemmys dahli), investigadores de WCS y Turtle Survival Alliance (TSA) visitaron el municipio de Chimichagua (Cesar). Allí, desde 2014, y con el apoyo del People’s Trust for Endangered Species y la Fundación Mario Santo Domingo, se viene desarrollando un programa para mejorar las condiciones de las quebradas donde ese reptil habita.
Esta estrategia ha incluido el levantamiento de aislamientos para que el ganado no ronde las riberas de las quebradas; en esos mismos espacios, la siembra de plántulas, así como la construcción de pozos para extraer agua y la de bebederos para que sean usados por las reces. En el interés por saber qué tanto éxito han tenido estas y otras acciones, el equipo de investigadores visitó seis predios.
Durante una primer recorrido, los científicos hallaron dos individuos adultos de Mesoclemmys dahli. A estos los marcaron, los pesaron, los midieron y, posteriormente, los liberaron en los mismos lugares donde fueron capturados. En una segunda salida, los especialistas encontraron otros tres individuos de tortuga carranchina . A estos también se les tomaron los respectivos datos para luego ser devueltos a su medio natural.
La también llamada tortuga montañera, solo habita en Colombia, específicamente en los departamentos de Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, Magdalena y Sucre. Sus poblaciones se han visto afectadas, principalmente, por la intervención humana en el bosque seco tropical (que es su hábitat más común). Por lo mismo, esta estrategia también contempla el trabajo con comunidades aledañas a ese ecosistema para evitar que estos se degraden y para que la especie no desaparezca.