El objetivo de este ejercicio es establecer la línea base para evaluar el impacto de las acciones de manejo que se ejecutan y se planean ejecutar en este humedal de importancia mundial, situado en Valle del Cauca, sobre la biodiversidad.
Foto: Giovanni Cárdenas
La Laguna de Sonso, en el Valle del Cauca, fue hasta hace unos años un ecosistema exuberante y muy diverso. Sin embargo, el que es considerado el humedal más grande de este departamento ha afrontado fuertes presiones. Entre otras cosas, porque fue dragado para abrirles paso a los cultivos de caña de azúcar y darle espacio a la ganadería. Por esta misma causa su profundidad disminuyó, al punto que llegó a tener 50 centímetros en algunos lugares, lo que redujo su capacidad de almacenamiento de agua.
Incluso, parte de su vegetación fue desplazada por especies exóticas invasoras, alterando los hábitats. Un panorama sombrío que cubrió al lugar, paulatinamente, hace aproximadamente cinco años.
Pero las cosas han cambiado radicalmente, y para bien. Hoy, el principal cuerpo de agua del Valle Geográfico del Río Cauca (VGRC) y el último relicto lagunar que mantiene coberturas de bosque seco inundable de la región, es un Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI), una declaratoria que ha llevado a que se hagan intervenciones para su protección y recuperación. Esto como parte de una estrategia para aislarlo cada vez más de la influencia industrial o agrícola.
Foto: Giovanni Cárdenas
También, fue designado, en 2017, un humedal Ramsar o de importancia mundial, título que de paso puede asegurar la obtención de recursos para su conservación a lo largo del tiempo y consolidarse como un escenario atractivo para el ecoturismo regional.
Y en medio de estos avances, y considerando que es el hogar de muchas especies de fauna y flora, WCS Colombia y la Corporación Autónoma del Valle del Cauca (CVC) se unieron para realizar diseño e implementación del ‘Monitoreo de aves acuáticas en hábitats sedimentados en el DRMI, como herramienta para evaluar el impacto de acciones de manejo, y determinar la presencia de influenza aviar en humedales continentales y costeros del Valle del Cauca’.
Esto quiere decir que se hizo una medición para saber cuántas y cuáles aves habitan el lugar y cómo pueden influir sobre ellas las acciones de manejo enfocadas a la preservación del humedal que adelanta la CVC, con el apoyo de expertos del Reino de los Países Bajos.
Adicionalmente, las jornadas de monitoreo tuvieron en cuenta los diferentes tipos de cobertura presentes en la laguna para entender las preferencias de hábitat de los diferentes grupos de flora y fauna.
En total, fueron registrados 34183 individuos de 184 especies, de las cuales 54 son acuáticas. Muchas de ellas fueron detectadas visualmente, otras capturadas temporalmente a través de redes de niebla y algunas más por medio de sus cantos.
“Quisimos mirar cómo es la diversidad y qué hábitats usan las aves en la actualidad, para tener un punto de referencia para evaluar y comparar su situación en unos cinco o diez años, es decir, cuando las obras enfocadas al manejo alrededor del espejo de agua estén muy avanzadas y terminadas”, explicó Carlos Saavedra, coordinador de la línea de especies de WCS Colombia.
Saavedra cuenta que en la zona se están adelantando acciones para corregir algunos impactos ambientales que afectan a la laguna. Por ejemplo, hay alteraciones en el régimen hidrológico, modificación de usos del suelo, introducción de especies invasoras, contaminación y erosión. También se están adelantando acciones para controlar el buchón, una planta acuática que suele reproducirse intensamente cuando el agua acumula residuos orgánicos, así como una rehabilitación hidráulica, morfológica y de sus hábitats.
Estas intervenciones, que son el resultado de un convenio que la CVC firmó en el 2016 con los holandeses, busca, además, interceptar aguas residuales que están llegando por algunos centros poblados y asegurar que el agua del río Cauca pueda alimentar la laguna para recuperar sus condiciones originales, incluyendo sus peces.
Especies amenazadas y migratorias
“Antes de este monitoreo había estudios efectuados por diferentes investigadores, pero con métodos diferentes. Por eso, los protocolos para el monitoreo de ambientes terrestres y acuáticos que se han construido ahora son una herramienta para detectar los cambios en la diversidad y uso de hábitat por las aves que deberían fortalecer la toma de decisiones de manejo del área” comentó Saavedra.
Foto: Giovanni Cárdenas
Un estudio así (que analiza la diversidad y uso de hábitat de las aves, identificando las características ambientales que lo determinan), se vuelve fundamental para seguir las transformaciones que se presenten en el futuro, asociados a eventos ambientales y de salud. Esto incluiría la evaluación de cambios en ocupación, abundancia y composición de grupos de aves, como respuesta a intervenciones. E incluso, análisis de enfermedades que pueden ser potencialmente graves como el Virus de Influencia Aviar (VIA), que hasta el momento no ha sido detectado en el lugar.
Como resultado del monitoreo, las cinco especies de aves más abundantes reportadas fueron la garcita del ganado (Bubulcus ibis), el garrapatero común (Crotophaga ani), la garza patiamarilla (Egretta thula), la golondrina tijereta (Hirundo rustica) y el gallinazo común (Coragyps atratus). Y aparecieron algunas que están amenazadas a nivel nacional y global, como los patos carretero (Oressochen jubatus), brasilero (Sarkidiornis melanotos) y colorado (Spatula cyanoptera), así como la torcaza colorada (Patagioenas subvinacea) y el correlimos escamado (Calidris subruficollis).
También se contabilizaron 34 especies migratorias como la garza azul (Egretta caerulea), la elaenia menor (Elaenia chiriquensis), la garza real (Ardea alba), la iguasa común (Dendrocygna autumnalis), el cormorán neotropical (Phalacrocorax brasilianus), la polla azul (Porphyrio martinica) y el picotijera (Rynchops niger).
Se espera que este estudio sirva para determinar las acciones para cuidar la biodiversidad. Por ejemplo, se pudo saber que algunas aves, como las garzas, se han acostumbrado al uso del buchón, pero para otras, como los patos, esta planta representa un obstáculo para la búsqueda de alimento, escenario que tendrá que manejarse para darles oportunidades de desarrollo a las dos especies.
Por su parte, hay aves que son más sensibles a la contaminación presente y que incluye mercurio y plomo, lo que hará necesario el tratamiento de las aguas o el control de vertimientos.
La situación de la Laguna de Sonso también es definitiva para especies migratorias que podrían enfrentar situaciones de estrés al estar obligadas a usar hábitats de menor calidad o emplear mayor energía en la búsqueda de nuevos sitios de alimentación o reproducción. Su recuperación, entonces, será clave para que esto último sea otra cosa del pasado.