Trabajan en su ejecución al menos 80 científicos e investigadores, entre ellos Germán Forero, director científico de WCS Colombia. Es un ejercicio inédito para el país y avalado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En cinco meses aproximadamente, Colombia habrá culminado uno de los ejercicios más importantes de su historia en su intento por hacer un balance integral, y no aislado, del estado de sus recursos biológicos.
Se trata de la Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (ENBSE), que busca obtener datos estratégicos sobre el estado de los ecosistemas terrestres, de agua dulce, costeros, marinos e insulares del país.
El análisis está inspirado en una premisa que explica, según la ONU, que la naturaleza, abordada desde los diferentes sistemas del conocimiento, brinda bienes y servicios a la sociedad e incrementa la calidad de vida de las poblaciones.
Uno de los objetivos de esta iniciativa la explica precisamente su coordinadora, la bióloga de la Universidad Javeriana y magister en Antropología de la Universidad de los Andes, Rosario Gómez. Dice que “con ella se busca que la diversidad biológica se incorpore en los diferentes niveles administrativos y políticos, para que se le pueda asignar un lugar prioritario en los planes, programas y políticas tanto ambientales como de crecimiento y desarrollo económico. Todo esto con el fin de brindar los mejores insumos posibles a quienes toman las decisiones y promover un manejo apropiado de nuestra biodiversidad dentro de un esquema que combine la conservación y el crecimiento; fortaleciendo además la interfaz ciencia-política-sociedad”.
La Evaluación es financiada por el Ministerio Federal de Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear, de Alemania, y liderada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Colciencias y el Instituto Alexander von Humboldt, con apoyo del Invemar, Parques Nacionales Naturales e IDEAM.
Para su desarrollo, la ENBSE sigue el marco conceptual y metodológico de la Plataforma Intergubernamental de Diversidad Biológica y Servicios Ecosistémicos (IPBES, por sus siglas en inglés), un organismo independiente que nace en el año 2012, en el marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), e integrado por 132 países.
Sustentado en investigación global
La Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos no nació espontáneamente ni es un capricho de las entidades oficiales. Tiene como antecedente una investigación similar que tuvo un enfoque global, liderada por la plataforma IPBES y que fue bautizada precisamente como ‘Evaluación Global de IPBES’, y con la que este organismo hizo un llamado de atención sobre el estado de los recursos biológicos en el mundo. A grandes rasgos, este informe explicó que las acciones humanas han alterado significativamente la naturaleza, cambios que, a su vez, han impactado las tres cuartas partes de los ambientes terrestres y el 66 por ciento de los marinos.
El 75 por ciento de los recursos de agua dulce se están dedicando ahora a la producción agrícola o ganadera. Y un millón de especies de animales y flora están en peligro de extinción, una situación inusual para la historia de la humanidad.
Y agrega que la abundancia promedio de especies nativas en la mayoría de los hábitats terrestres ha disminuido en al menos 20 por ciento, en su mayoría desde el año 1900. Más del 40 por ciento de las especies de anfibios, casi el 33 por ciento de los corales de arrecife y más de un tercio de todos los mamíferos marinos, están amenazados.
"Esta pérdida es un resultado directo de la actividad humana y constituye una amenaza directa para el bienestar humano en todas las regiones del mundo", dice el documento.
Para lograr estas conclusiones planetarias que están contenidas en un libro de 1.800 páginas, participaron expertos de todos los continentes, con el mismo propósito que busca la evaluación nacional: llamar la atención de los responsables políticos y de las empresas, para que se tomen medidas decisivas a favor de la sostenibilidad.
Minorías étnicas aportan conocimiento
Colombia no es el único país que avanza con su propia Evaluación Nacional. También lo hacen Vietnam, Camerún, Etiopía, Azerbaiyán, Bosnia-Herzegovina, Granada y Camboya, naciones que fueron seleccionadas por el Centro Mundial de Monitoreo de la Conservación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA-WCMC por sus siglas en inglés).
Para nuestro caso, el trabajo lo hacen al menos 80 expertos de múltiples disciplinas y regiones, provenientes de la academia, institutos de investigación, autoridades ambientales, fundaciones, organizaciones no gubernamentales y con representantes de pueblos indígenas, campesinos y afrodescendientes, buscando un balance interdisciplinar y de saberes. Es una labor voluntaria, por la que no reciben salario u honorarios.
Estos expertos se encuentran trabajando en la redacción de los 8 capítulos de los que se constituye la ENBSE, a través de los cuáles se analizará el estado actual, tendencias y escenarios futuros de la biodiversidad, así como sus contribuciones al bienestar de la población y los motores de pérdida y transformación; siendo este último capítulo coordinado conjuntamente por Nicolás Pinel (EAFIT) y Germán Forero, director científico de WCS Colombia, y con el que se analizan, entre otros temas, la influencia sobre el entorno del cambio climático, la deforestación y de las especies invasoras.
“Una vez terminado, este capítulo será muy útil para sintetizar, con base en evidencia, las principales actividades humanas que han afectado los ecosistemas en el país. Y cómo y dónde estas actividades están teniendo impacto. Al mismo tiempo, buscamos resaltar casos exitosos y ejemplos de cómo es posible recuperar o tener un efecto positivo sobre la fauna y la flora”, explicó Germán Forero.
Adicionalmente, Rosario Gómez destaca un tema que considera trascendental para la Evaluación Nacional, y es la inclusión en la investigación de los conocimientos de indígenas, negros, campesinos y raizales, para obtener una visión y comprensión más amplia del territorio y tener en cuenta esa sabiduría ancestral y tradicional para la toma de decisiones. “La Evaluación será una visión muy integral, un compendio muy amplio de la situación ambiental nacional, que tal vez ningún otro documento haya reunido en los últimos años”, dice.
Agrega que la idea es mostrar, además, la importancia de adoptar enfoques de gestión integrados e intersectoriales, que tengan en cuenta las compensaciones de la producción de alimentos y energía, la infraestructura, la gestión de agua dulce y costera, y la conservación de los recursos.
“También se plantea la urgencia del diseño de políticas más sostenibles frente a la evolución de los sistemas financieros globales, para construir a su vez una economía responsable con el entorno y alejada de paradigmas que solo tienen en cuenta el crecimiento económico”, opinó.
Toda la Evaluación se encuentra liderada por tres copresidentes, que son los encargados de orientar al equipo de 80 expertos. Los primeros avances de la Evaluación Nacional se pusieron a consideración del público hasta el pasado 15 de agosto. Se espera que sea publicada en enero del 2020.
Entonces, será a partir de ese momento que la sociedad colombiana podrá reconocer con más certeza cómo estamos y hacia dónde debemos ir frente a los más recientes cambios y a los escenarios futuros y posibles que rodean a nuestros ecosistemas.