La idea es darle un respiro a la especie y así contribuir a su conservación. La restricción comienza el 15 de septiembre y se prolongará por un mes, para toda la cuenca del Magdalena, que incluye los ríos Cauca y San Jorge. No se podrá pescar o comercializar ni transportar. Solo en el paisaje Carare-Chucurí, donde trabaja el Proyecto Vida Silvestre, se analizará con la Aunap y pescadores la posibilidad de que la restricción no se aplique en esta fecha, sino cuando se compruebe que el pez sí se está reproduciendo.
En las últimas décadas del siglo XX, en las ciénagas de la cuenca del Magdalena, pescar era un oficio que se practicaba sin preocupaciones. La gente lanzaba sus atarrayas en cualquier época del año sin remordimientos. Y sacaban tantos peces, y tan grandes, que tal vez todos pensaban que era imposible que en algún momento faltaran. El día en que la pesca fuera escasa no estaba en la mente de nadie, tampoco en los cálculos del más pesimista.
Pero ese día llegó. Al punto de que ahora hay dos momentos del año en que, por orden de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), nadie puede capturar una especie que siempre ha sido emblemática para la región: se trata del bagre rayado, un pez que solo vive en esta parte del mundo (endémico para Colombia), muy demandado por los habitantes de la zona y transformado en sustento para la economía local. Ha sido tan explotado, y sus ambientes acuáticos llegaron a tal degradación, que ahora está, según el Libro Rojo de los Peces Dulceacuícolas de Colombia, en peligro crítico de extinción.
En aras de darle un respiro y dejar que viva tranquilo, la segunda prohibición a lo largo del año para atraparlo comenzará este 15 de septiembre, restricción que se extenderá por un mes, y a la que las autoridades han bautizado como la ‘veda del bagre’. En este lapso habrá una mayor presencia de individuos maduros, lo que favorecerá su reproducción. Por consiguiente, y hasta el próximo 15 de octubre, nadie podrá capturarlo (incluye los ríos Cauca y San Jorge), ni comercializarlo y tampoco transportarlo. Quien lo haga se expondrá a ser procesado por el delito de actividad ilícita de pesca, según el Artículo 38 de la Ley 1453 de junio del 2011.
La Aunap explica, por medio de un comunicado, que se apoyará en la Policía Ambiental para hacer operativos de control y vigilancia en los centros de producción, distribución y consumo, con tal de que esta veda se aplique al pie de la letra.
Sus salacunas están contaminadas
El bagre, como muchas otros peces, tuvo su momento dorado entre los años 70 y 80. En ambas décadas, representó más del 50 por ciento de las capturas totales durante las épocas de subienda en la cuenca del Magdalena, dice el Libro Rojo de Peces Dulceacuícolas. Pero a comienzos de los años 90, comenzó a notarse que el recurso escaseaba, en parte por la sobrepesca, que muchas veces no respetó tamaños.
Generalmente, los biólogos afirman que un bagre mide un poco más de un metro. Sin embargo, sus tallas se han reducido. De hecho, tras haber llegado a promediar los 92 centímetros de largo, en algunas regiones tuvo un descenso cercano a los 42 centímetros (este dato también proviene del Libro Rojo). Y si se tiene en cuenta que logra su madurez entre los 65 y 89 centímetros de tamaño, esto demuestra que la especie está en una situación muy compleja y con un futuro muy comprometido.
Pero la pesca sin reglas no ha sido la única causa de esta situación. Otros actores con acciones indirectas en la región del Magdalena Medio, han contribuido a deteriorar su hábitat. Nos referimos, por ejemplo, a quienes han propiciado la ampliación de la frontera agrícola y ganadera (ahora, además, con búfalos), así como a los cultivos agroindustriales, cuyo crecimiento, en ciertos casos, le ha quitado espacio a determinados cuerpos de agua que fueron, tradicionalmente, las salacunas del bagre. A esto se suma toda una gama de contaminantes químicos que provienen de diversas fuentes y que terminan desembocando en los ecosistemas hídricos.
Otra fecha de veda para Carare-Chucurí
Las temporadas de veda (la que se extiende durante todo mayo, sumada a la que comenzará el próximo 15 de septiembre) constituyen una medida necesaria para la vida del bagre. Sin embargo, las comunidades y las propias autoridades ambientales reconocen que hay que hacer más por la preservación de esta especie.
De ahí que el Proyecto Vida Silvestre, iniciativa que financia Ecopetrol y que lidera técnicamente WCS (lo hace en equipo con la Fundación Humedales para el caso específico del bagre rayado), esté definiendo con la Aunap la exclusiva posibilidad de cambiar la fecha de la veda en el paisaje Carare-Chucurí. Esta región abarca las poblaciones de San Rafael de Chucurí (municipio de Barrancabermeja), así como a Bocas del Carare y a las ciénagas El Clavo, Aguas Negras, La Colorada y Aguas Blancas (todas pertenecientes al municipio de Puerto Parra, Santander).
En lo que tiene que ver con esas cuatro ciénagas, sus pescadores mantienen con ellas un trato sagrado. En las dos primeras, no pescan, mientras que en las otras dos hay un horario de captura que va desde las 6 de la mañana hasta las 4 de la tarde. Allí, solo está permitido hacer uso de atarrayas y anzuelos.
Incluso, han sido los propios pescadores los que han manifestado que en ocasiones las dos vedas que se programan anual y cronológicamente (comienzos de mayo y mediados de septiembre), no están coincidiendo con el ‘candeleo’, es decir, con el momento de reproducción del bagre, tal vez por las afectaciones ambientales o por el cambio climático.
Esta versión la respalda Mauricio Valderrama, director de la Fundación Humedales. “En estos momentos, los pescadores y las comunidades, acompañados por la parte técnica de la Fundación Humedales y del PVS, estamos dialogando con la Aunap para que la veda se aplique en esta zona -únicamente en esta zona, enfatiza Mauricio- solo cuando se compruebe que la reproducción está activa. Podría ser, por ejemplo, a comienzos de octubre o iniciando noviembre. Aún no hay claridad”, explica.
Esto se definirá luego de algunas reuniones que se realizarán desde este miércoles 11 de septiembre, aunque la última palabra la tendrá, entonces, el bagre y el momento que él escoja para comenzar su periodo de multiplicación.
Gallinas para las penurias
La Aunap ha apoyado decididamente todo este proceso programando para este año. Lo ha hecho con actividades alternativas a la veda, tales como la limpieza y reforestación de las ciénagas, lo que también beneficia a los pescadores.
Paralelamente a esta decisión, María Antonia Espitia, coordinadora regional del PVS para el Magdalena Medio, explica que se está trabajando en consolidar el diseño y ejecución de algunas iniciativas productivas que les permitirían a los pescadores, desde el año 2020, tener ingresos adicionales, principalmente, cuando la pesca se prohíba.
Lo ratifica Aurelia Martínez, conocida en la zona como Doña Yeya, y quien trabaja con el PVS en un proyecto de gallinas ponedoras para vender sus huevos y su carne. Ella dice que cuando era una niña, sus padres pescaban muchos ejemplares de bagre rayado o tigre, como también llaman al Pseudoplatystoma magdaleniatum (que es su nombre científico). Pero hoy solo encuentra uno o dos cada mes. Y es por esto, precisamente, que está confiada en que las gallinas puedan ser una alternativa viable para los meses donde priman las penurias. “Porque no podemos ser inconscientes o despreciar a este pez que nos ha dado tanto”, concluye Doña Yeya.