En Caldas, un grupo de zorros resultaron contagiados con moquillo, una enfermedad infectocontagiosa muy común entre caninos y que les fue transmitida por perros domésticos abandonados por sus dueños. Ya son 16 los mamíferos de la especie Cerdocyon thous que han muerto durante esta epidemia. El Programa de Salud de Vida Silvestre y Tráfico de Especies, que lidera WCS Colombia, hace un llamado a las comunidades para que eviten el descuido de mascotas en zonas rurales y urbanas.
Es usual que pensemos en los daños que se producen sobre la fauna silvestre, cada vez que se extraen ejemplares de los bosques para llevarlos a la ciudad, traficarlos al exterior o transformarlos en mascotas.
Pero así esos animales permanezcan en sus hábitats, aparentemente resguardados, siguen existiendo muchas amenazas que los acechan sin pausa. Y uno de esos peligros se está concentrando ahora en los animales domésticos.
Muchos de ellos, al ser abandonados en las grandes ciudades, hecho que los vuelve vulnerables por no tener un refugio, están encontrando abrigo en selvas o bosques nativos, hasta donde están llevando enfermedades inusuales que afectan, especialmente, a grandes mamíferos.
Esto se hizo evidente en noviembre del año pasado en Caldas, cuando un zorro fue diagnosticado con moquillo, un trastorno infectocontagioso muy habitual entre caninos.
Inicialmente se alcanzó a pensar que era un caso aislado. Sin embargo, hasta comienzos de junio del 2020, ya son 16 los zorros, de la especie Cerdocyon thous, que han sido detectados con este virus, y en los municipios de Belalcázar, San José, Risaralda, Manizales, al igual que en Palestina, y llevados al Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre Montelindo, de la Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas).
Todos se contagiaron cuando entraron en contacto con perros infectados, provenientes de diferentes municipios del departamento, que alguna vez fueron mascotas y que, con el paso del tiempo y sin una razón aparente, sus dueños los abandonaron. Muchos de estos animales continúan deambulando por el campo mientras esparcen este y cualquier otro agente patógeno.
Óscar Ospina, coordinador del área de fauna silvestre de la Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas), explica que el moquillo es fácilmente transmisible. “Descartamos mordeduras o peleas como motivo del contagio, porque entre perros y zorros hay resistencia y, cuando se ven, prefieren huir. Lo que pensamos es que es muy posible que alguno de los perros que ingresó al bosque dejó secreciones en alguna parte. Y como los zorros son tan territoriales como los perros, detectaron ese olor extraño, identificaron el fluido, lo olieron y en ese momento se produjo la contaminación”. Esto último ocurre porque el contagio se produce por vía aerógena, es decir, a través de microgotas de secreciones y excreciones que contienen el virus.
Ospina agrega que “esta es una dolencia que está en franco crecimiento, desencadenada a partir, precisamente, de animales desamparados por sus tenedores, personas irresponsables que no quisieron continuar asumiendo su sostenimiento”. En muchos casos, los zorros con moquillo pierden el apetito, comienzan a respirar con extrema dificultad e, incluso, pueden presentar convulsiones y debilidad, hasta que pierden por completo la movilidad.
Hay casos en otras regiones
Lo que se está presentando en Caldas no es un hecho inusual. También se han dado contagios de otras enfermedades en diferentes partes del país. Por ejemplo, en Zapayán y El Piñón (Magdalena), un brote de rabia se presentó en junio de 2012. Igualmente, en Pivijay, otro municipio magdalenense, se encontraron dos zorros afectados por la misma enfermedad en el 2017.
Han sido muy conocidos, además, los casos de perros ferales en el Parque Nacional Natural Chingaza (situado muy cerca de Bogotá y en la zona oriental de Cundinamarca), caninos que fueron abandonados en la ciudad, en veredas o en zonas urbanas de los municipios que rodean esta área nacional protegida, y que han terminado habitando las zonas de páramo con comportamientos muy agresivos. Allí han depredado especies nativas como aves migratorias, curíes o venados, y transmitiendo enfermedades como la parvovirosis, y también el moquillo.
Alexánder Velásquez Valencia, biólogo y director del Centro de Investigación para la Biodiversidad Andino-Amazónica (Inbianam), de la Universidad de la Amazonia, dice que se conocen estudios que demuestran que la transmisión de afecciones de mascotas a animales silvestres ha ocurrido en diversos momentos tras procesos de colonización en los que han estado presentes perros.
“La mayoría de cazadores los tienen. Es natural que esos caninos defequen y que haya contacto de animales con estos excrementos, con los cuales adquieren virus, bacterias o parásitos”, explica Velásquez, quien agrega que esos agentes perjudiciales pueden transmitirse también a tigrillos, jaguares e incluso pumas.
Capacitación a comunidades
Con respecto al caso que enfrenta Caldas, Óscar Ospina agrega que los casos son críticos y preocupantes, porque es algo que está ocurriendo en el medio natural y aumenta su distribución con el paso de los días.
En las últimas semanas se conocieron dos nuevos casos de zorros enfermos. Y aunque se les hicieron pruebas, estas dieron negativo para moquillo. Sin embargo, tuvieron que ser sacrificados. Ospina explica que estos zorros presentaban todos los síntomas de esa enfermedad, aunque comenta que hay un momento preliminar en ella, en la que los anticuerpos en la sangre no pueden ser detectados. “Posiblemente los animales estaban en esa etapa”.
Luz Dary Acevedo, encargada del Programa de Salud de Vida Silvestre y Tráfico de Especies, que lidera WCS Colombia, una iniciativa financiada por la Unión Europea y el gobierno de Estados Unidos, explica que estas experiencias alertan sobre la vulnerabilidad de nuestras especies, en la medida que las actividades antrópicas aumentan y se dan este tipo de brotes, al punto que podrían llevarlas a la extinción.
Por eso, desde esta iniciativa que trabaja por evitar la extracción y comercialización de fauna y flora, Luz Dary dice que se están enviando mensajes sobre la tenencia responsable de las mascotas y sobre la necesidad de evitar la intervención de áreas de importancia ambiental para controlar el intercambio de agentes infecciosos entre animales salvajes, domésticos e incluso el ser humano.
“Es necesario que si las personas se encuentran un animal abandonado y enfermo, o en condiciones anormales, se comuniquen con la autoridad ambiental de la zona”, concluye Luz Dary Acevedo, esto para evitar que casos como los que afectan a los zorros en las poblaciones de Caldas, tomen impulso en otras regiones del país.