Por: Germán Bernal
A los 13 años, Katherine Gutiérrez se integró al colectivo de comunicación Amosiqui, que en ese entonces se formó con habitantes de las subcuencas de los ríos Amoyá, Cucuana y Siquila, en inmediaciones de la cordillera Central, sur del Tolima. Hoy, a sus 17 años, Katherine puede decir que ya ha participado en la realización de cuñas radiales, en la conducción de varias entrevistas y en la generación de algunos artículos divulgativos. Desde Bilbao, corregimiento del municipio de Planadas, e incrustado en las faldas de esa cordillera, ella resume esta experiencia como un gran aprendizaje que también le ha permitido conocer muchos más su territorio.
El Amoyá, el Cucuana y el Siquila -recordemos- son tributarios del Saldaña, cauce de sumo valor natural, social y económico para el departamento del Tolima. Los tres afluentes, que nacen en la parte alta de los Andes centrales de Colombia, se descuelgan por entre territorios montañosos vestidos de complejos, frágiles y biodiversos ecosistemas. La vitalidad de esta zona depende de la conservación de sus recursos que, si bien no se encuentran gravemente deteriorados, enfrentan amenazas que podrían comprometer su salud. Entre ellas, cabe destacar, por ejemplo, ciertos procesos productivos que contaminan las aguas de los ríos, así como la expansión de la frontera agropecuaria con la eventual tala de importantes áreas de bosque.
Y Amosiqui, justamente, surge en ese contexto y como parte del proyecto Río Saldaña - Una Cuenca de Vida*, cuya estrategia para la conservación del recurso hídrico implica, por medio de acuerdos voluntarios con los habitantes de estas tres subcuencas, acciones que mitiguen las amenazas latentes y procuren la restauración de los ecosistemas. De ahí que Amosiqui sea un muy importante eslabón ante la necesidad de divulgar y socializar las actividades realizadas por dicha iniciativa.
Lina Caro, Coordinadora de Gestión de Áreas Protegidas en WCS, estuvo frente al proceso de estructuración de Amosiqui. Ella recuerda que la pretensión inicial era que “desde la comunidad se dijera, en sus propias palabras y con sus propios productos, lo que está haciendo el proyecto y los asuntos que son de interés para el mismo”.
Con esta idea, Lina recorrió la región en busca de personas que quisieran formar parte de este colectivo, y que para ese instante aún carecía de nombre y de un rumbo totalmente claro. “En ese momento estábamos empezando el proyecto en el territorio, apenas conociendo a la gente; fuimos donde la profe del Siquila, por ejemplo, y le dijimos ‘queremos hacer esto, ayúdenos a ponernos en contacto con la junta de acción comunal’; entonces empezamos a hacer una lista de personas y a preguntar ‘¿a usted le gusta la comunicación?, ¿le gustan los temas ambientales?’ La profesora nos sugirió también incluir a los niños y a los jóvenes. Después, decidimos que lo que necesitábamos era hacer una serie de capacitaciones para fortalecer el interés de sus potenciales integrantes”.
La comunicación y el territorio
Con apenas 14 años, Juan Pablo Baldión es uno de los más jóvenes del colectivo. De hecho, Amosiqui es un grupo dinámico en lo que refiere a la permanencia de sus protagonistas, al género de los mismos y a la edad (en la actualidad, sus integrantes van desde 14 a los 60 años). Algunas personas, como Katherine Gutiérrez, vienen participando desde que comenzó, sin faltar a ninguna de las actividades que se han llevado a cabo. No obstante, hay ocasiones en las que las agendas individuales no permiten que todos puedan hacerlo, e incluso hay quienes tuvieron que migrar de la región. Por fortuna, siempre hay nuevos interesados en vincularse.
Juan Pablo se integró al colectivo en el año 2022, y nos cuenta: “no conocía casi nada de la riqueza natural del municipio donde vivo, pero gracias a los talleres que hemos tenido este año he conocido muchas características del medio ambiente de Roncesvalles y a muchas personas. Este proyecto quiere sembrar una semilla en los jóvenes y en toda la comunidad para seguir cuidando nuestra casa”.
Esa misma postura la tiene Katherine Gutiérrez: “hemos aprendido mucho del lugar donde vivimos. Recuerdo cuando hicimos el artículo sobre el pato de torrentes. Me llamó la atención que él solo vive donde el agua es corrientosa y muy limpia, muy pura. Por eso son difíciles de ver, aunque estén aquí, en la región. Este proceso nos ha aportado un granito de arena a cada uno de nosotros, pero también a los demás habitantes de la comunidad”.
Amosiqui ha realizado ocho cuñas radiales y cuatro ediciones de un periódico mural (una edición por año); actualmente prepara una exposición con ilustraciones de especies de fauna y flora que tienen presencia en la parte alta del Saldaña. Producir todas estas piezas comunicativas exige tiempo y talento, pero también formación, sobre todo si tenemos presente que sus integrantes no son comunicadores profesionales, aunque siempre han contado con el acompañamiento de un profesional de esta área.
Así, este colectivo ha participado en distintos talleres que han nutrido sus interés por realizar diferentes productos comunicativos. El primero de esos espacios abarcó temas de radio, lo que les permitió generar ocho cuñas que aún suenan en emisoras locales como Roncesvalles Estéreo, Río Blanco Estéreo y Ambeima Estéreo. Para lograr esa colección de mensajes, el grupo hizo la investigación de los contenidos, escribió los guiones y, finalmente, grabó pequeñas historias que invitan a valorar y a cuidar el recurso hídrico.
Reinaldo Molina vive en el corregimiento de San José de Las hermosas, en inmediación de la subcuenca del río Amoyá. Tiene 60 años y es el mayor de los integrantes de Amosiqui. Llegó al colectivo por la invitación que le hizo una persona en esa misma época en la que Lina Caro visitaba la zona convocando al grupo de comunicadores locales. Sobre los procesos de formación, Reinaldo destaca no solo el aprendizaje técnico, sino también la experiencia humana: “En los talleres aprendí sobre fotografía, diseño gráfico y comunicación. Y también aprendimos cómo replicar a las demás personas información sobre el medio ambiente. Pero quisiera resaltar que lo que hemos compartido en estos talleres nos ha aportado mucho en la integración y en la convivencia”.
Comunicando de forma alternativa
El último de estos talleres se realizó en agosto del año pasado. Allí, Amosiqui aprendió técnicas de ilustración con las que representaron 24 especies, entre fauna y flora, que forman parte de los ecosistemas de las tres subcuencas donde el proyecto tiene injerencia. Y en este año, dichas ilustraciones harán parte de una exposición itinerante que será expuesta en varios espacios públicos.
De igual modo, las técnicas aprendidas también le han permitido a este colectivo adquirir destrezas para la elaboración del periódico mural “Lo Cuenta la Cuenca”, producto que ya lleva cuatro ediciones (una anual), y que se ha convertido en todo un emblema del proceso. Carolina Samacá ha participado en dos de las cuatro ediciones. Es docente en San José de las Hermosas y además del entusiasmo con el que ella y otras dos colegas más participan, piensa que hacer parte de Amosiqui no solo es interesante sino necesario: “es muy importante para nosotros, y para los estudiantes es una oportunidad. Como docentes y como institución debemos involucrarnos, y desde esta labor, educar, inculcar y fomentar el amor por el medio ambiente, por el hábitat y por la naturaleza”.
El periódico mural es una pieza impresa de dos metros de ancho por uno de alto. Para hacerlo, una vez definidos los temas, Amosiqui realiza entrevistas, escribe los artículos y los diseña. Esto último se hace de manera manual y en papel bond. Inspirados en los temas y en su conocimiento de la región, plasman en dibujos ideas gráficas que acompañan los contenidos. Los pliegos diseñados por ellos se someten a un proceso de digitalización y montaje que da lugar a la pieza final. Y esta, ya impresa a gran formato, se ubica en paredes y muros accesibles a la comunidad en las tres subcuencas.
Este ejercicio de producción y circulación de información, que resulta anacrónico en la era del internet, surge, quizá, de la necesidad de adaptarse a territorios donde las conexiones son inestables. Sin embargo, en palabras del “Pato” Salcedo, Coordinador de la Unidad de Divulgación y Comunicación, en WCS, el periódico mural es también un cariñoso acto de “desobediencia al bombardeo digital”.
Para ello, “El Pato” se ampara en la de idea de “poder generar algo que no sea tan efímero, como pasa en las redes sociales, y que nos han colocado en una cultura -o, por momentos, en una incultura- de la información digital y su pérdida vertiginosa”. En este sentido, Amosiqui se posiciona como una apuesta alternativa de comunicación que nada a contracorriente de los formatos de circulación dominantes y mostrando que la comunicación no solo la hacen los llamados “expertos”. Larga vida a Amosiqui.
*Río Saldaña – Una cuenca de Vida es una alianza público-privada entre la Fundación Grupo Argos, Concretos Argos, Parques Nacionales Naturales de Colombia, Cortolima y cuenta con el apoyo de APC-Colombia.