Por Javier Silva
A pesar de que la Autoridad de Acuicultura y Pesca (AUNAP) ha declarado una veda para pescar bagres, en sectores del Magdalena no la están acatando. Con el aval de la misma entidad, ellos han preferido parar las faenas solo cuando están seguros de que el pez sí se está reproduciendo (candeleo), así este momento crucial no coincida con las dos restricciones anuales establecidas por la normatividad oficial.
Desde hace años, la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP) ha establecido dos temporadas de veda o de prohibición para la pesca del bagre rayado, que habita a lo largo del Magdalena Medio y en las cuencas de los ríos Cauca y San Jorge. Una de esas restricciones rige entre mediados de los meses de septiembre y octubre. La otra está vigente hoy, porque se extiende durante los 31 días de mayo.
Con esta decisión, la idea es fomentar el uso sostenible del pez, porque se supone, según análisis ejecutados por esa entidad, que este logra reproducirse siempre en esos meses, un fenómeno popularmente conocido como ‘candeleo’.
Sin embargo, en áreas de influencia de la vereda Bocas del Carare, del municipio de Puerto Parra, y en San Rafael de Chucurí, inspección de Barrancabermeja (Santander), así como a lo largo de un gran territorio que incluye a las ciénagas de Barbacoas, Chucurí Aguas Negras, El Clavo, Chucurí Aguas Blancas y La Colorada, situadas en los alrededores de esas dos poblaciones santandereanas, no todos los pescadores están acatando esa veda oficial y tampoco la han obedecido desde que comenzó, todo enmarcado en un acto de prudencia con el entorno y la especie.
Y se habla de prudencia o sensatez porque ellos saben que el bagre no se comporta siguiendo calendarios o fechas oficiales previamente establecidas. Por eso, han decidido monitorearlo y acogerse a la veda únicamente, y estrictamente, cuando el candeleo esté realmente activo, sin importar la temporada del año o los días en los que se consolide.
Esto es una decisión local única, inédita para el país, respaldada por la AUNAP, esto último por ser una experiencia que podría replicarse en otras localidades nacionales. Ha sido impulsada por el Proyecto Vida Silvestre (PVS) y liderada por la Fundación Humedales, con el apoyo determinante del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ).
Primeros intentos fueron en 2019
Hoy, cuando faltan al menos unos siete días para que se acabe el mes, y aunque hay veda oficialmente declarada para la pesca del bagre, no se han reportado eventos reproductivos. Entonces, pescadores, carnadas y anzuelos están activos en Bocas del Carare y San Rafael de Chucurí, y en toda el área descrita.
Pero, al mismo tiempo, todos ellos también están esperando el momento adecuado en el que el bagre pueda comenzar su ritual de apareamiento, para guardar herramientas, suspender faenas y dejar que la especie se reproduzca en paz. Un instante que ha comenzado a llamarse ‘veda por candeleo’.
Toda esta estrategia para cuidar al bagre (Pseudoplatystoma magdaleniatum), y apoyar la multiplicación de sus poblaciones, surge porque está ‘En Peligro Crítico’ de extinción, según lo consigna el Libro Rojo de los Peces Dulceacuícolas de Colombia.
Una crisis que tiene como causas principales la sobreexplotación que la especie ha resistido por años y debido a los daños continuos a las ciénagas o cuerpos de agua, históricamente consideradas como sus salacunas. En los últimos 30 años, la captura de bagres se ha reducido en más de un 90 por ciento. Por eso, respetar con rigurosidad sus tiempos de cópula resulta trascendental.
A este ejercicio se han vinculado como actores principales las asociaciones de pescadores Asopesbocar (de Bocas del Carare) y Asopezchucurí (de San Rafael de Chucurí).
Pedro Nel Fuentes, de Asopesbocar, explica que los primeros intentos por programar las ‘vedas por candeleo’ se lograron en 2019, cuando paralelamente a las restricciones tradicionales o normativas, se programó una prohibición con la resolución 2367 firmada el 18 de octubre. Se comenzaron a observar candeleos desde el 9 de octubre (seis días antes del comienzo de la restricción o normativa oficial), y cuando el río Magdalena y algunos de sus afluentes incrementaron su nivel y velocidad, condiciones naturales necesarias para que la reproducción del bagre se consolide. Esto derivó en el establecimiento de una veda entre el 21 de octubre y el 4 de noviembre, es decir, catorce días más de impedimento para la pesca con respecto a la programación oficial de la AUNAP.
Por su parte, en el 2022 se vivió una coyuntura especial. Las condiciones ambientales y climáticas llevaron a que el río subiera su nivel, lo que produjo candeleos cortos e intermitentes en diferentes meses, que también fueron monitoreados por las comunidades. Frente a esa situación, las asociaciones de pescadores decidieron “asumir la veda tradicional”, cuenta Mauricio Valderrama, director de la Fundación Humedales, y se respaldó la que siempre es fijada por la AUNAP en el segundo semestre (15 de septiembre a 15 de octubre).
“No podíamos definir una veda adicional o por candeleo, si no tenía una continuidad en el tiempo”, explicó Valderrama, quien comenta que todo este proceso de acuerdos, en los que la participación de los habitantes es trascendental, “es un trabajo único en América Latina para fortalecer procesos de gobernanza local y participación de la gente en los procesos de toma de decisiones”.
Pescadores en tierra
Valderrama comenta que basta que el 50 por ciento de los bagres monitoreados estén maduros o listos para la reproducción, para que el candeleo sea reportado. Una vez se hace este anuncio, la AUNAP puede demorar entre 48 y 72 horas para declarar la veda, que puede prolongarse entre una semana y un mes.
Cuando esto ocurre, los pescadores de las asociaciones mencionadas renuncian al río y se dedican a trabajar en mejoramiento ambiental, con adecuación, limpieza y reforestación de algunas zonas de pesca, como humedales. Por este trabajo, y luego de acuerdos respaldados por el PVS, WCS y Fundación Humedales, ellos reciben jornales para compensar de alguna forma los ingresos perdidos al suspender sus faenas.
¿Cuándo podría ser el próximo candeleo y una nueva veda para esta región, sugerida además por los pescadores? Al publicarse esta historia, el río aún no había impuesto adecuadamente sus condiciones ambientales para que los bagres lograran ese periodo especial. Tal vez los cambios en el clima, sumados a la destrucción de humedales para introducir ganado o agricultura, han alterado el comportamiento habitual del caudal. Y este fenómeno crucial, en el que los bagres intentan una vez más prolongar su existencia sobre la Tierra, seguía teniendo una fecha incierta incierta.
*El Proyecto Vida Silvestre, iniciativa liderada por Ecopetrol, el Fondo Acción y WCS, trabaja por la conservación de 15 especies (doce de fauna y tres de flora). Lo hace en tres paisajes de Colombia: los Llanos Orientales, el Magdalena Medio y el Piedemonte Andino-Amazónico (Putumayo).