Por Javier Silva
En Putumayo y Caquetá, y como parte de los resultados del programa ‘Cacao para la Vida: + Bosques en la Amazonía’, se han firmado 37 acuerdos entre cacaocultores y las asociaciones que los reúnen, para que los productores dediquen la totalidad de sus predios a la preservación, mientras reciben asesoría y apoyo técnico. Se consolidan, además, cultivos que tienen en cuenta técnicas agroforestales, con las que se logra un fruto de buena calidad y cosechas que acogen y respetan la biodiversidad regional.
Hace 16 años, Liliana Gómez comenzó a gestar con paciencia lo que hoy puede considerarse como un pequeño milagro en pleno piedemonte amazónico.
Llevando su esperanza y sus corazonadas al límite, ella cuenta que, en alianza con su familia, se arriesgó a transformar una porción de tierra arrasada en territorio fértil. Muchas veces pensó en que jamás lo conseguiría, porque había más obstáculos que oportunidades.
Se refiere a su predio, llamado Mayju, y bautizado así en honor a la integración familiar y la conexión con la naturaleza que ella lidera.
—La finca, mucho antes de que nosotros llegáramos, había sido usada para cultivar coca. Y luego, a quien se la compramos, la había deforestado para introducir ganado. La encontramos acabada, en pésimo estado— cuenta Liliana.
Comenzó entonces una tarea diaria para salvar el suelo y para restaurar porciones de bosques asociados a cañadas y quebradas.
Con este trabajo constante, Mayju, situada en la vereda Altamira, a 15 minutos de Orito (Putumayo), comenzó a cambiar. Y con el paso del tiempo, aparecieron los resultados, porque renacieron los árboles y se recuperó el agua. Hoy, este pequeño territorio es un escenario reverdecido, donde además se ha gestado, en sentido estricto, un acuerdo de conservación.
Y esto último es una realidad, porque en las 17 hectáreas del terreno no solo nació esa paz urgente con la tierra, sino que se lograron implementar cultivos agrícolas sostenibles, especialmente uno de cacao, apoyado por sistemas agroforestales, que incluye la siembra de vegetación maderable.
Impulso del Reino Unido y Alemania
Mientras Liliana y su familia cosechan para obtener unos 300 kilos del fruto cada año, apoyados por la Asociación de Productores de Cacao de Orito (Asoprocao) —entidad que los impulsa técnicamente y en la comercialización del producto—, ella cuenta que también han sembrado más de 60 especies de plantas nativas, parte de las cuales apoyan la protección de esos cultivos y, además, son una fuente de alimento y resguardo para muchas especies de fauna, como aves y monos.
Asimismo, 12 hectáreas fueron destinadas exclusivamente a la preservación. Estas no se tocan, a la espera de que la propia naturaleza se encargue de consolidar un ecosistema fuerte y sano.
Este resultado visible en Mayju se afianzó como parte de los avances del programa ‘Cacao para la Vida: +Bosques en la Amazonía’, una iniciativa que busca asegurar una cadena de cultivos de cacao resilientes, alejados de la deforestación, en Putumayo, Caquetá y Guaviare.
Este propósito tiene el liderazgo de la Fundación Alisos, Wildlife Conservation Society (WCS Colombia) y Rainforest Alliance, con la financiación de los gobiernos de Alemania y el Reino Unido, este último gracias al programa UK Pact. También participa la Agencia de Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ), en el marco del proyecto INCAS Global+, financiado por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ)
37 nuevos acuerdos
Solo en Putumayo se han firmado 20 acuerdos de conservación como el que Liliana explica con orgullo. Esto entre Asoprocao, los propietarios de fincas o productores y WCS, según lo informó James Andrade, representante legal de la asociación de productores.
La firma de acuerdos también se extendió a Caquetá, más exactamente a cultivadores de San Vicente del Caguán. Allí se han refrendado 17 de ellos, entre los agricultores y Comicacao, la asociación que trabaja por el producto en este sector amazónico.
Hay una intención adicional y concreta con todo este empeño y es restaurar bosques que, al crecer y consolidarse, recuperen parte del paisaje. También, reducir las presiones que sobre ellos ejerce la agricultura y, al mismo tiempo, buscar que los pequeños agricultores conozcan y puedan acceder a medios de vida sostenibles.
WCS Colombia acompaña técnicamente la realización de estos convenios y fortalece la capacidades de las asociaciones para que ellas puedan hacerles seguimiento.
Hay que anotar que los 37 acuerdos en ambas regiones se han oficializado estrictamente en el marco del programa ‘Cacao para la Vida: +Bosques en la Amazonía’, lo que no exime que existan otros, suscritos en años anteriores y con la participación de instituciones o entidades diferentes.
Cacao con atributos de conservación
Otra de las beneficiarias de ‘Cacao para la Vida’ es Jackeline Itacué, quien vive en la vereda ‘El Reflejo’, a hora y media de la zona urbana de San Vicente del Caguán.
Cuenta que alrededor de sus cultivos de cacao (están en cinco hectáreas de su terreno), ella ha sembrado plátano y árboles de aguacate, banano, mango y guanábana. Adicionalmente, ha destinado cinco hectáreas de su finca, llamada ‘Buenos Aires’, a la preservación del bosque.
Por eso, desde hace un tiempo, la presencia de animales, como reptiles y aves, ha sido cada vez más notoria y constante en su predio. También de primates, como los monos churucos, titíes, maiceros y bebe leche.
—No descarto que también tengamos, dentro de las porciones de bosque que nos rodean, felinos, y lobos de agua—, dice.
Ella y su familia producen unos 700 kilos de cacao al año, parte de los cuales destinan para la venta. Otro porcentaje lo usan para la fabricación de vino de cacao, cocadas cubiertas de chocolate y chocolate amargo, que venden en la zona urbana del municipio bajo la marca ‘Maita’.
—Nosotros siempre hemos pensado en conservar. Con acuerdo o sin este, nuestro interés ha sido dejar una porción de la finca para la recuperación y la protección. Esto, pensando en el agua y en el futuro de nuestros hijos y nietos—, opina.
Rudbel Poveda, representante legal de Comicacao, informó que, por estos acuerdos, y a raíz del gesto que representa cuidar y resguardar sus terrenos, los cacaocultores no solo reciben asesoría técnica. También fortalecen el Sistema Agroforestal de Cacao, con ayuda de la asociación y de WCS.
Además, adquieren la oportunidad de refrendar convenios con entidades bancarias para obtener créditos más económicos. E igualmente, tienen la posibilidad de conseguir un precio para el cacao más favorable al momento de venderlo a Comicacao, porque es un fruto que, adicionalmente a su calidad, adquiere atributos de conservación.
Se refuerza, adicionalmente, la posibilidad de que los cultivadores, a mediano plazo, puedan ingresar a mercados de Pago por Servicios Ambientales (PSA).
—Buscamos, de paso, beneficiar al medio ambiente, mejorar la calidad de vida de los productores y vender un cacao que aporte a la sostenibilidad—, concluyó Rudbel.