Por: Jacobo Patiño Giraldo
Diego Londoño tiene una finca ganadera en el municipio de Roncesvalles, Tolima. Allí, a unos dos mil seiscientos metros sobre el nivel del mar, produce leche y carne entre pastizales, bosques y nacimientos de agua. Sin embargo, con los años ha notado que todo ha cambiado a su alrededor. “Antes estas tierras tenían excelente vegetación, las praderas estaban arborizadas, pero eso se ha ido talando y los árboles se han ido muriendo”, cuenta.
Predio Los Laureles - Foto: William Bravo / WCS Colombia
La deforestación, la ganadería extensiva y demás prácticas agrícolas insostenibles han degradado el paisaje natural que rodea a este y a otros municipios tolimenses pertenecientes a la cuenca alta del río Saldaña, el más importante afluente que ese departamento le entrega al río Magdalena.
Preocupado por esto, don Diego decidió firmar un acuerdo de conservación con la alianza Río Saldaña - Una Cuenca de Vida*. Este es un pacto voluntario en el que los propietarios se comprometen a cuidar la naturaleza que habita en sus predios, a cambio de distintos beneficios. “Nos dimos cuenta de que hay que ayudarle al medio ambiente, devolverle lo que nos ha dado. Ir a sembrar árboles, cuidar los nacimientos y el agua”, expresa.
Pero, ¿en qué consisten estos acuerdos? ¿Y cómo aportan a la conservación? Diego, al igual que otros dos propietarios que están en distintas etapas asociadas a su implementación, nos contaron sus motivaciones, compromisos y esfuerzos en pro de convertir sus fincas en espacios donde la producción agrícola y la biodiversidad puedan convivir.
El rol de la ciudadanía en la conservación
En un país como Colombia, donde casi la mitad del territorio rural es privado, encontrar maneras de vincular a las familias de esas tierras a procesos de conservación se convierte en una parte esencial para proteger los recursos naturales.
Y es en ese interés, justamente, en el que los acuerdos de conservación tienen cabida. “Son compromisos de buena fe que se firman entre dos partes, y en los que los dueños de las fincas mejoran sus medios de vida al tiempo que impactan positivamente en los servicios que proveen los ecosistemas y en su biodiversidad”, explica Fanny González, especialista en áreas de conservación de WCS y coordinadora de la mencionada alianza.
Entonces, los acuerdos de conservación se caracterizan por ser completamente voluntarios y porque pueden pactarse entre los propietarios y todo tipo de actores, sean entidades públicas, organizaciones no gubernamentales (ONGs), empresas, fundaciones, entre otras. Esto los hace una avenida accesible para la preservación de sitios naturales estratégicos, como bosques, corredores ecológicos o fuentes hídricas.
Predio La Belleza - Foto: William Bravo / WCS Colombia
En el caso de Río Saldaña - Una Cuenca de Vida, se buscan fincas con familias interesadas en resguardar bosques y, especialmente, cuerpos de agua. “En últimas, lo que pretenden los acuerdos es que no se amplíe la frontera agropecuaria y que las actividades productivas se mantengan en los espacios que ya manejan. Tampoco puede haber tala que no sea para uso doméstico, ni caza de animales silvestres. El objetivo es conservar esos bosques que ya están presentes en el predio, y no hacer ninguna actividad que vaya en contravía de su conservación”, ilustra González.
Para este propósito, el proyecto provee a los interesados algunas herramientas que ayudan a cuidar las áreas naturales de sus fincas, como cercas, postes y bebederos para el ganado. “Nosotros damos todos los insumos para que se aíslen de la presencia del ganado las coberturas naturales, las fuentes de agua y para mejorar los sistemas productivos”, añade.
Asimismo, se hacen capacitaciones y se da asistencia técnica para que las fincas produzcan al tiempo que adoptan prácticas más amigables con el medio ambiente. “A las que son ganaderas las visita un profesional en ganadería sostenible que acompaña a los propietarios a hacer mejoras en sus sistemas productivos para disminuir sus impactos. También tenemos fincas cafeteras en las que nos centramos tanto en los sistemas de tratamiento de aguas residuales domésticas, como en las llamadas aguas mieles, aminorando así la contaminación que va hacia ríos y quebradas”.
A cambio de esto, los propietarios deben comprometerse a mantener las cercas y demás sistemas que se instalen, al igual que continuar utilizando prácticas sostenibles en su producción.
Nuevos acuerdos en la cuenca del río Saldaña
Para Diego Londoño, la meta es cercar los bosques y los nacimientos, y recuperar la cobertura arbórea. Así mismo, él sueña con llevar su producción ganadera hacia un sistema silvopastoril, es decir, hacia un modelo de trabajo pecuario en el que, por ejemplo, se usen determinadas plantas forrajeras para dar alimento al ganado y así contribuir a disminuir el impacto ambiental. “Ya visitaron el predio, estuvieron recorriéndolo, y ya tenemos ganas de arrancar. En estos días van a traer materiales”, afirma.
Por su parte, Fabio Méndez y Ángela María Celis, también ganaderos y productores de fríjol cargamanto, aceptaron suscribir un acuerdo de conservación para implementarlo en su finca en el Cañón de Las Hermosas. “El programa va a durar aproximadamente tres años. Voy a recibir unos árboles para sembrar y unas herramientas para dividir los potreros y evitar que las vacas los dañen. También nos debemos comprometer a no talar los montes y a cuidar al medio ambiente”, precisa Méndez.
Por otro lado, la finca El Girasol, productora de café, plátano, yuca y aguacate en el municipio de Planadas, Tolima, ya ha recibido los insumos necesarios, y actualmente cumple con los objetivos de su acuerdo de conservación. “La idea es que haya buen bosque. Y tenemos cuidado de no quemar, de no tumbar las orillas de las quebradas”, comenta Teresita Castro, agricultora y propietaria del predio.
Las fincas cafeteras, como El Girasol, deben procesar los granos de café para comercializarlos. Esto involucra pelar las cerezas y lavar el mucílago, o la capa gelatinosa que recubre la semilla. El problema es que las aguas resultantes, conocidas como aguas mieles, pueden introducir materia orgánica que contamina las fuentes hídricas, lo que a su vez causa floraciones masivas de algas que le quitan el oxígeno a esos espacios haciéndolos inhóspitos para la mayoría de los organismos acuáticos.
Predio El Girasol - Foto: Lía de la Ossa / WCS Colombia
No obstante, y como parte de su acuerdo, Teresita recibió unos sistemas que hoy le permiten darles un tratamiento adecuado a esas aguas mieles. “Ahora tengo un pozo séptico, una trampa para grasas y otros elementos como un filtro verde para que el agua del proceso del café salga tratada. También nos hicieron unas capacitaciones muy buenas. Yo siento que aprendí mucho”, describe.
¿Pueden sostenerse estos acuerdos?
Los acuerdos de conservación son una forma accesible de vincular a la ciudadanía al cuidado del medio ambiente, pero no se puede negar que tienen un gran desafío: su condición de ser pactos voluntarios. “Los propietarios pueden salirse o vender su predio en cualquier momento. Esto último nos ha pasado dos veces y hemos logrado que la persona que compra ingrese al programa”, comenta Fanny González.
A fin de cuentas, es un compromiso de buena fe, pero según González, desde la alianza Río Saldaña - Una Cuenca de Vida, se dan las herramientas necesarias para que los acuerdos puedan tener continuidad en el futuro. “La idea es dar todos los insumos y el apoyo profesional para que estos “pactos” no sólo sean por tres o cinco años, sino que sigan a futuro y por iniciativa propia de las familias”.
Predio La Belleza - Foto: Fanny González / WCS Colombia
Por el lado de los propietarios, hay una percepción muy positiva de esta figura. “Estamos muy agradecidos, ha sido algo muy beneficioso y espero que se pueda extender a más gente”, dice Teresita. Para Fabio, recibir esos insumos que contribuyen al cuidado de los bosques es algo que lo entusiasma y que lo motiva alrededor de la protección de los recursos naturales. “Es bueno para nuestra economía, porque comprar todo eso sería muy caro y, además, todo nos sirve para cuidar el medio ambiente”.
De hecho, casi todos los acuerdos firmados en la alianza han dado resultados positivos para sus participantes. “El 97% de las personas que los han suscrito, consideran que han mejorado las actividades productivas de sus predios; entretanto, el 94% reconoce que ha habido un cambio hacia prácticas productivas más amigables con el medio ambiente; y el 100% sostiene que el programa sí ha fortalecido la conservación de las fuentes hídricas y de la fauna silvestre”, detalla González.
Quienes viven del campo conocen la importancia de conservarlo y tienen la voluntad para hacerlo. Oportunidades como los acuerdos de conservación brindan las herramientas y los conocimientos requeridos para que los dueños de la tierra la usen sin dejar de proteger los ecosistemas y manteniendo sus funciones vitales.
Esto propicia la existencia de un ambiente mucho más sano en el que, simultáneamente, los dueños de las fincas mejoran sus modelos productivos desde la sostenibilidad ambiental. En palabras de Diego Londoño, “esto no es sólo para uno, es en beneficio de todo el mundo”.
--*Río Saldaña – Una cuenca de vida es una alianza público-privada entre Parques Nacionales Naturales de Colombia, Cortolima, Fundación Grupo Argos, Concretos Argos y WCS con el apoyo de Fundación Franklinia y APC Colombia.