Talleres de capacitación ofrecidos por la Fundación Orinoquia Biodiversa en el marco del Proyecto Vida Silvestre.
Las comunidades de la cuenca media y baja del río Bita, en las veredas La Esmeralda y en El Merey, del municipio de Puerto Carreño (Vichada), fueron las beneficiadas con esta actividad. Allí, se mezcló la práctica con la teoría sobre el manejo de la tierra.
Los espacios fueron una oportunidad para el intercambio de saberes entre los habitantes de la zona y los investigadores de FOB, institución que adelanta acciones de conservación en pro del Tapirus terrestris, en los Llanos Orientales del país.
Alrededor de 60 personas, entre adultos, jóvenes y niños aprendieron sobre los diferentes tipos de abono que pueden utilizar a la hora de trabajar sus tierras. Se les enseñó sobre las características, usos y forma de preparación de los mismos. De igual manera, se habló de la relación de estos fertilizantes con el cuidado y conservación de las dantas. Todo, dentro de las buenas prácticas agrícolas.
El tapir –recordemos- es una especie que se halla en condición vulnerable. La pérdida de su hábitat, la deforestación, la ampliación de la frontera agrícola, entre otras razones, forman parte de las causas que han llevado a este mamífero a una drástica disminución de sus poblaciones.
De ahí la importancia de que los distintos actores que comparten territorios con estos animales, comprendan los beneficios que trae la utilización de los abonos orgánicos para esta especie.
Por otro lado, se ha venido realizando la firma de acuerdos de conservación entre los propietarios de distintos predios de la región y la Fundación Orinoquia Biodiversa. Esto, con el fin de formalizar los compromisos de protección del Tapirus terretris y su hábitat en la cuenca del río Bita. Hasta ahora, los predios que han acogido la iniciativa son: la Reina, el Desierto, la Tata, el Rincón del Anel, Las Margaritas y Manantiales.