Por Germán Bernal
La calle central de Bilbao, corregimiento del municipio de Planadas, en el Tolima, es una senda larga que atraviesa el pueblo. Desciende, recta, desde la cima de una colina y culmina, pocas cuadras después, en una planicie junto al parque principal. A lado y lado de la calle, Bilbao vibra con un comercio potente que aglutina panaderías, restaurantes, farmacias, almacenes de agroinsumos, pequeños locales con oferta tecnológica y algunas cantinas y bares. Todo se volca sobre esta vía que hace las veces de arteria principal. En la mitad del trayecto, que va de un extremo al otro, y sobre la pared de una pequeña cafetería, posa un ejemplar de Lo cuenta la cuenca, periódico mural que, como un gran cartel, puede verse desde varios ángulos y a la distancia.
Felisa Gamboa es la dueña de esa cafetería y dice que permitió instalar el periódico en su negocio, porque le pareció bonito. Pensó, además, que era importante que la gente del pueblo se informara sobre los temas ecológicos que allí se muestran. “La gente se detiene a verlo, así no entren a la cafetería. Algunos se quedan leyéndolo, porque llama la atención”, recuerda. Precisamente, una de las lectoras más juiciosas fue su hija Ilse Pinilla, que llegó a Bilbao para pasar vacaciones decembrinas. Vive en Tunja y al arribar notó la presencia del “cartel”, como ella le llama.
“Me pareció muy importante, y lo primero que me atrapó fue el artículo sobre la palma de cera, que es uno de los símbolos de nuestro país. Pero además había otros. Uno, muy curioso para mí, era el de la finca la Jamaica. Tanto tiempo que viví aquí y no la conocía. Creo que esta propuesta nos permite, también, reconocer el territorio que habitamos”. En su relato, Ilse hace referencia a los contenidos del segundo número de Lo cuenta la cuenca, que a la fecha ya tiene tres ediciones. ¿En qué consiste y cómo se desarrolló esta propuesta de comunicación?
Comunicar desde la región
Lo cuenta la cuenca es un periódico mural hecho por personas tributarias del río Saldaña y protagonistas de la vida rural en las altas cumbres de la Cordillera Central, en sur del Tolima. La idea de hacer este periódico surge, justamente, en el marco del proyecto Río Saldaña, Una Cuenca de Vida*, que desarrolla varias estrategias de protección del recurso hídrico en ese rincón de la geografía colombiana. Es una propuesta de comunicación y educación que vincula a la comunidad con la generación de información y con la expansión del conocimiento acerca de su región y la preservación del agua.
En la Institución Educativa Manuel Murillo, del municipio de Chaparral, aún reposa un ejemplar de la primera edición de Lo cuenta la cuenca. Rosa Triana es docente allí y recuerda que al ver por primera vez el periódico encontró en éste una oportunidad para fortalecer el proceso de sensibilización ambiental que moviliza en su institución.
Rosa, desde el 2010, lidera una estrategia para la erradicación de basureros en las zonas verdes del colegio. Junto a sus estudiantes realiza jornadas de siembra donde antes se arrojaban desperdicios. Gracias a esta actividad, hoy hay en la institución 30 variedades de heliconias, de las 97 que existen en Colombia**. Y acerca del periódico, dice: “es una herramienta para que todas las personas conozcan y se motiven a hacer actividades para conservar el planeta. Leerlo genera inquietud y alegría por saber que, no importando dónde sea, hay otros lugares en los que la gente hace actividades para contribuir con la conservación de los animales y las plantas”. Y concluye: “es un referente importante para mis estudiantes”.
Esos “otros lugares” a los que la profesora Rosa hace referencia, y sobre los que se relatan experiencias de trabajo ambiental en el periódico mural, son, al mismo tiempo, cercanos y lejanos para ella. Están ubicados en alguna de las tres cuencas en las que opera el proyecto, en los corregimientos de San José de Las Hermosas (Chaparral), en Bilbao (Planadas), o en alguna de las veredas del municipio de Roncesvalles. Todos ellos, asentados en lo alto de la montaña.
Durante la realización de las tres ediciones que lleva el periódico mural, alrededor de 20 personas -jóvenes, campesinos, profesores y líderes comunales- han participado en el proceso de reportería, escritura y diseño. Sumado a la orientación y al acompañamiento de diversos profesionales en comunicación que han estructurado varias jornadas de capacitación, la comunidad aporta su tiempo y su creatividad.
Paula Serna es estudiante de secundaria en San José de Las Hermosas y su experiencia en la realización del periódico, ilustra el proceso. “Me gusta que nos tengan en cuenta para hacer este tipo de actividades; aprendemos sobre la importancia del recurso hídrico y se la enseñamos a otros por medio del periódico. Aprendemos sobre lugares de la región que escuchamos nombrar, pero que no conocíamos. En mi caso, y mientras hacíamos la labor de reportería para una nota que redactamos e ilustramos, conocí el vivero de la vereda Alemania y su aporte a la conservación de árboles nativos”. La región y el trabajo ambiental, son el foco de los contenidos.
¿Por qué hacer un periódico mural en lugar de un web site?
El periódico mural podría resultar una propuesta de comunicación anticuada para la época. Mas aún con la actual predominancia de la tecnología como instrumento para compartir, velozmente, contenidos de toda índole. Esto, sin embargo, no tendría por qué desplazar, necesariamente, otras formas de comunicación, proceso que es fundamental para el desarrollo humano y en el que los mecanismos para hacerlo deben considerar el contexto en el que ocurre.
“Los periódicos, en sí, físicamente, ya casi no se ven; ahora todo se lee por internet. Por eso me gustó este periódico mural. Está al alcance de la comunidad y visualmente llama la atención”. Quien habla es Claudia Hernández, líder comunal en San José de las Hermosas. Vio el periódico por primera vez en la sede de la junta de acción comunal, sobre una de las paredes. Sabe que en San José la señal de internet es inestable, así que encontrar información sobre su región, en un lugar cotidiano, la cautivó.
Lo cuenta la cuenca es una estrategia de comunicación regional para todas las personas: para el campesino, para los abuelos, para las mujeres, para los niños y los jóvenes. Apela, además, a dibujos locales que realizan a mano alzada sus autores, colectivo que -dicho sea de paso- se hace llamar Amosiqui, nombre que responde a las cuencas de los ríos Amoyá y Siquila.
Entonces, si usted llegase a visitar algún día una esquina cordillerana del sur del Tolima, es posible que se tope, en la pared de un kiosco, de un paradero, de un colegio o de un centro comunitario, con un ejemplar de Lo cuenta la cuenca, comunicación sobre los recursos naturales hecha desde las montañas y con mucho amor.
* Río Saldaña – Una cuenca de Vida es una alianza público-privada entre Fundación Grupo Argos, Concretos Argos, Parques Nacionales Naturales de Colombia, Cortolima y WCS.
** De acuerdo con Flora Margarita Sosa Rodríguez (M.Sc), en su artículo Cultivo del género heliconia (2013), publicado en la revista Cultivos Tropicales, de la Universidad Cienfuegos de la Habana, 97 de las 250 especies de heliconias descritas, se encuentran en Colombia, siendo nuestro país el lugar con mayor diversidad de este género en el mundo.