Lanzan una serie de tres guías ilustradas que muestran la avifauna asociada a ese cultivo en plantaciones ubicadas en Orito, Calamar y San Vicente del Caguán. Allí, los cacaoteros le están apostando a la protección de la selva húmeda tropical más grande del planeta.
Por Carolina Obregón
“Duré seis meses instalando audiograbadoras. Compartí con muchos cultivadores de cacao, y conocí sus historias de vida. Estuve ahí cuando escucharon emocionados las aves que grabamos en sus fincas: ‘¡esa es una guacamaya azul!, ¡ese es un perico!, ¡ese otro es un pechiamarillo!, ¡aquel es un colibrí!’”, cuenta Jhan Poveda mientras recuerda esas jornadas de monitoreo acústico que se realizaron durante 2022 y 2023, en 150 fincas del Guaviare, Putumayo y Caquetá.
El principal propósito de ese ejercicio era evaluar el impacto que tienen los sistemas agroforestales (SAF) en la restauración y conservación de los bosques amazónicos (incluyendo su biodiversidad). Lo anterior, como parte de una estrategia que, además de contribuir con la protección de la selva, garantice medios de vida sostenibles a pequeños agricultores.
Fue así como nació Aves del Cacao de Conservación, tres guías ilustradas que incluyen información detallada sobre las principales especies de avifauna dependientes de bosque que se encontraron en esos 150 sistemas agroforestales, todos ubicados en Calamar, Orito y San Vicente del Caguán, y con lo que se puede demostrar que estos espacios sí contribuyen con la conservación de la biodiversidad.
Las guías tienen varios propósitos: dar a conocer cómo los cultivadores de cacao se han apropiado de una actividad que hasta hace poco era improbable en una región en la que predominaban los cultivos ilícitos; servir como herramienta para que los cacaoteros profundicen en el conocimiento de la avifauna y continúen monitoreándola; y divulgar un trabajo que durante poco más de tres años les ha permitido relacionarse con la biodiversidad amazónica de una forma diferente.
“La mayoría de los productores no eran conscientes sobre la importancia de la presencia de estas aves en sus fincas. Ahora quieren grabar y participar en el monitoreo, pues ya saben que su cacao ayuda a protegerlas”, asegura Camilo Loaiza, consultor de WCS Colombia para Monitoreo de Biodiversidad y uno de los autores de las guías.
Esta apuesta editorial cuenta con 35 fichas técnicas. Estas incluyen la información de las aves dependientes de bosque más comunes o frecuentes que visitan las fincas cacaoteras estudiadas; además, muestra los mapas de ubicación de las veredas en donde se realizó el monitoreo; y contiene unos códigos QR que llevan al lector al registro sonoro de las especies y a los principales datos sobre la historia natural de esos vertebrados. Todas y cada una de las ilustraciones de la publicación fueron elaboradas por el reconocido ornitólogo colombiano Fernando Ayerbe.
Espacios de vida
Betty Marroquín es técnica agropecuaria. Ella vive en Orito (Putumayo) y desde 2011 pertenece a la asociación de productores de Cacao de ese municipio (Asoprocao); dice que le llamó la atención sembrar cacao porque “quería ver si era rentable económicamente”. Tanto Betty como otros productores locales, ya venían siendo parte, bajo la orientación del propio Asoprocao, de un proceso de mejoramiento en esta naciente cadena productiva.
Sin embargo, con la llegada en el año 2021 del proyecto Cacao para la Vida: +Bosques en la Amazonia*, “también comenzamos a pensar en el valor agregado que implica producir un cacao cero deforestación”, comenta Ferney Torres, joven agricultor cuya familia es una de las 37 beneficiarias que han suscrito acuerdos de conservación con esa iniciativa.
Debido al creciente acaparamiento de tierras causado por la ganadería extensiva -entre otras razones-, la Amazonía es la región donde hoy se concentran los mayores esfuerzos para frenar la tala de sus bosques, una apuesta con la que el gobierno nacional, los sectores público, privado y productivo, y las organizaciones comunitarias, buscan eliminar la huella que dejan las malas prácticas productivas y así contribuir con la prosperidad de esa gran selva.
Justamente, Betty compró su finca -llamada El Progreso- hace unos siete años, y desde entonces está “recuperándola”, pues los suelos se afectaron por la siembra de coca. Hoy, ese predio es una de las 14 fincas demostrativas del proyecto, lo que significa que además de enriquecer el cacaotal con distintas especies forestales y otros cultivos, también existen en el lugar áreas destinadas para la preservación de los bosques y su biodiversidad. “En mi finca sembré chontaduro, maderables, plátano y asaí. Y sí, el cacao es un cultivo que sirve para el sustento, pero también son espacios de vida”, asegura Betty.
El diseño y el posterior establecimiento de los sistemas agroforestales en esas fincas demostrativas fue acompañado con la debida capacitación en distintos temas: “Para las siembras aprendimos cómo se recupera el suelo y cómo se controla el pH, cuál es el manejo del cacao en cosecha y postcosecha, y cómo se logran cultivos orgánicos”, explica Betty. Asimismo, las asociaciones se prepararon para un manejo más sostenible de sus cultivos, y crearon cinco unidades técnicas formadas por jóvenes, mujeres y hombres que ahora apoyan la actividad de las familias productoras.
En este proceso de fortalecimiento también es importante incluir la enseñanza para el monitoreo de los bosques usando herramientas tecnológicas de libre acceso como Global Forest Watch: “Las asociaciones -afirma Silvia Álvarez, Subdirectora de Sostenibilidad de WCS Colombia- aprendieron a usar esta plataforma para observar qué está sucediendo con los bosques en sus predios. Esto es un respaldo muy importante a su labor en pro de la protección de la Amazonia y una forma de demostrar a los clientes, en cualquier lugar del mundo, que su cacao es cero deforestación”.
Una apuesta de largo aliento
Según explica Camilo, el monitoreo de avifauna inició con la participación de las comunidades locales, pues ellas fueron las primeras en saber cuál era el propósito de seguir el sonido de las aves en sus fincas. Con la participación de los respectivos equipos técnicos de Asoprocao, Comicacao y Asoprocacao se realizó la instalación de las grabadoras, la recopilación de la información acústica y el análisis de los datos obtenidos.
En últimas, todo esto sirvió para que “los cacaocultores reconozcan la importancia de mantener los bosques en sus fincas y aprecien las posibilidades de contribuir a la conservación con prácticas agrícolas más amigables ambientalmente”, asegura Silvia. De ahí que las guías Aves del Cacao de Conservación no solo recogen los resultados del monitoreo de avifauna, sino que, además, llevan un muy valioso mensaje: sí es posible armonizar el quehacer agrícola con el necesario cuidado y el buen uso de los recursos naturales.
--* ‘Cacao para la Vida: +Bosques en la Amazonia’, una iniciativa de la Fundación Alisos, Wildlife Conservation Society (WCS Colombia) y Rainforest Alliance, con la financiación del gobierno de Alemania, a través de la implementación de la Agencia de Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ) y en el marco del proyecto INCAS Global+, financiado por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ) y el gobierno del Reino Unido, a través del programa UK Pact.