Por Carolina Obregón Sánchez
Jairo López vive en Bajo Boleo, vereda que se ubica en la zona con función amortiguadora del Parque Natural Regional (PNR) Páramo del Duende, en el municipio de Calima El Darién, en el Valle del Cauca. Él forma parte de Aguas de Calima, una asociación comunitaria que administra y opera el acueducto rural, el cual se construyó hace 40 años y cuyo mantenimiento se logra gracias al aporte solidario de los usuarios.
En esta vereda el agua es un recurso apreciado, valioso y protegido. Sin embargo, el cambio climático la hace vulnerable. Jairo explica que “al llegar las lluvias el agua arrastra algunas tuberías, pero cuando llega el verano, a las pocas semanas, se seca. El acueducto, entonces, deja de funcionar pues no hay agua”.
Una oportunidad
El departamento del Valle del Cauca cuenta con 38 áreas protegidas, de las cuales 34 son de competencia de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC); entre estas se encuentra el Parque Natural Regional Páramo del Duende, declarada en el año 2005, con una extensión de 14.521 hectáreas en jurisdicción de los municipios de Calima El Darién, Riofrío y Trujillo, y que es actualmente el área protegida bajo la categoría más estricta de conservación.
En el año 2018, mediante la Resolución 1502, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (Minambiente) dio a conocer la delimitación del Complejo de páramo El Duende, que es un ecosistema estratégico para mitigar el cambio climático. Se establecieron tres polígonos ubicados sobre la cordillera Occidental, con una extensión aproximada de 4.452,35 hectáreas que corresponden el 60 % al departamento de Chocó y el 40 % al Valle del Cauca; de este último porcentaje, el 36 % está dentro del PNR Páramo del Duende.
Martha Lucía Salazar, del Grupo de Biodiversidad de la Dirección Técnica Ambiental de la CVC, explica que esta delimitación se convirtió en una oportunidad para incorporar el 4 % que se encuentra fuera del área protegida, bajo esta figura de conservación, y agrega que “la CVC atendió la Resolución 1502 del 2018, que además establece que las autoridades ambientales, en el marco de la conservación de ecosistemas de páramos, deben procurar por su incorporación en áreas protegidas”.
Actualmente, la zona propuesta para la ampliación del PNR es de 3584 hectáreas, de las cuales 201 hectáreas se ubican en el municipio de Bolívar y corresponden al complejo de páramo, por lo que se encuentran en estado natural; las demás se localizan en Trujillo. Con la ampliación, la extensión total del área protegida sería de 18.127 hectáreas. Cabe destacar que parte de la zona de ampliación abarca áreas de bosque andino circunvecinas al complejo, las cuales se encuentran en buen estado conservación y han sido catalogadas por la CVC como áreas forestales protectoras, por lo que son determinantes ambientales. Allí, además, nace el río Sanquininí, de importancia para las comunidades locales.
La zona con función amortiguadora
Lucas Buitrago, Especialista en Instrumentos para la Sostenibilidad de WCS Colombia, afirma que las áreas protegidas de conservación estricta, como el PNR Páramo del Duende, exigen unos desafíos singulares para su administración y no se deberían desarrollar actividades productivas de ningún tipo, por lo que, en gran medida, la gestión se enfoca en la zona con función amortiguadora, que es habitada. Y aclara que al interior del PNR, este se ordena en zonas de preservación, restauración y general de uso público, esta última enfocada exclusivamente en actividades de educación ambiental dado que el PNR no tiene vocación turística sino de preservación donde se pueden realizar actividades de investigación y monitoreo de la biodiversidad.
Teniendo en cuenta que la tala selectiva, la ganadería y los cultivos no sostenibles con el medio ambiente, la minería, la extracción de fauna silvestre, el turismo no regulado o la introducción de especies son, de acuerdo con Alejandra Rodríguez, investigadora de la Unidad Central del Valle del Cauca (UCEVA), las principales amenazas a la conservación del área protegida, la nueva propuesta de zona con función amortiguadora es 27.310 hectáreas, que conforman una franja de bosque andino, donde se realizan actividades agrícolas y pecuarias. En esta zona se busca mitigar los impactos negativos que las acciones humanas pueden causar sobre el PNR.
Estrategias para la conservación
Un área protegida requiere de un direccionamiento para lograr la conservación que es su principal objetivo, y es el plan de manejo en donde se consignan las estrategias necesarias para tal fin. Este instrumento se proyecta a corto, mediano y largo plazo, pero se revisa y actualiza cada cinco años en promedio para responder a situaciones que representen una amenaza.
Jorge Parra, Coordinador de Áreas Protegidas de WCS Colombia, explica que la importancia del plan de manejo es que se piensa, construye y decide de manera colectiva y participativa con diferentes actores locales y con base en los diagnósticos biofísico y socioeconómico. El plan de manejo del PNR del Páramo del Duende se formuló y empezó a implementar en el año 2006 y hoy día se encuentra en actualización.
Este proceso fue realizado con el Comité Interinstitucional de Manejo del área protegida, conformado por las alcaldías de Calima El Darién, Riofrío, Trujillo, Bolívar y Restrepo; Fundación Ecológica Fenicia Defensa Natural- Fedena, Fundación Andina, Asociación de Productores de Mora- Asocomore, Asociación Páramo del Duende- Ecoduende, Corporación Socio Ecológica para el Futuro de Bolívar- Ecofuturo, Aguas de Calima; Junta de Acción Comunal Moravito; Reserva Natural de la Sociedad Civil El Silencio; Unidad Central del Valle del Cauca (UCEVA); y la Gobernación del Valle del Cauca, bajo la coordinación de la Dirección Técnica Ambiental y de las Direcciones Ambientales Regionales (DAR) de la CVC, como administradoras del área.
Tanto la propuesta de ampliación del área protegida y la actualización de su plan de manejo se construyeron en talleres en los que participaron los actores mencionados, y con el apoyo de Wildlife Conservation Society-WCS Colombia como facilitador.
Gráfico: Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt y Flaticon
Los retos
El plan de manejo también define la ruta para conseguir los recursos financieros, físicos y humanos necesarios para la gestión del área protegida y la manera efectiva de usarlos. Según Lucas Buitrago la financiación es uno de los mayores desafíos a la hora de implementar las acciones acordadas para el PNR Páramo del Duende y su área de ampliación.
La financiación proviene de la CVC a través del presupuesto público, de organismos de cooperación nacional e internacional o de donaciones de aliados, y son recursos que se destinan, por ejemplo, a fortalecer el equipo humano y la gobernanza e impulsar negocios verdes y sostenibles, afirma Martha Salazar, quien agrega que estas acciones deben conjugarse con los planes de desarrollo liderados por el Gobierno Nacional, las gobernaciones y alcaldías, y con compensaciones ambientales de proyectos aprobados por entidades como la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, así como articularse operativa y financieramente con los sistemas municipales, departamentales, regionales y nacionales de áreas protegidas para ordenar el territorio en torno a los objetivos de conservación que son “la razón de ser” de las mismas.
Lo que se espera
Actualmente el Instituto Humboldt, entidad encargada de dar el concepto previo favorable para la declaratoria o ampliación de las áreas protegidas terrestres a nivel nacional a partir de los estudios biofísicos y socioeconómicos, revisará el documento síntesis del PNR Páramo del Duende. Una vez aprobado, el Consejo Directivo de la CVC adopta la ampliación y la actualización del plan de manejo.
Martha Salazar afirma que dos de las reflexiones que surgieron del proceso reciente es que, primero, en la gestión de las áreas protegidas del Valle del Cauca se destaca el papel que cumplen los escenarios de participación comunitaria como el Sistema Departamental de Áreas Protegidas (SIDAP) y los Sistemas Municipales de Áreas Protegidas (SIMAP); y, segundo, que la declaratoria del área protegida fue un acierto ante amenazas globales que, como el cambio climático, ya se sienten en esta región. “Blindar” al páramo El Duende ha permitido conservar su integridad ecosistémica, especies de flora y fauna amenazadas y mantener servicios ecosistémicos indispensables para la calidad de vida de las comunidades locales, entre ellos el agua, en una región que se destaca por su riqueza hídrica.
Los resultados de este ejercicio, asegura Martha, serán insumo y ruta de navegación para la actualización de los planes del ordenamiento territorial que deben surtir los municipios a través de la incorporación de la estructura ecológica principal.
Jairo, por su parte, dice que el no tener agua por temporadas llevó a los habitantes de Bajo Boleo a convertirse en guardianes de este recurso y, de paso, de los bosques, la fauna, las microcuencas y del PNR Páramo del Duende. Ellos saben que alrededor del agua avanza el progreso de los pueblos y por eso ven como un acierto la ampliación del área protegida hacia Trujillo y Bolívar para conservar no solo este recurso natural sino un territorio que es un elemento fundamental para la vida individual, familiar y colectiva.